En un artículo publicado esta semana por la revista Daily Mail, el famoso físico británico Stephen Hawking, ha definido las vías que, según las teorías actuales de la física, podrían servirnos para viajar en el tiempo. Para entenderlas, explica la revista Discovery se debe pensar, en primer lugar, en el tiempo como si éste fuera una dimensión más, similar a la altura, el ancho o la longitud de todas las cosas. Hawking ilustra esta idea con el ejemplo de la conducción de un coche: los vehículos pueden ir hacia delante, en una dirección; pero también pueden ir hacia derecha o izquierda: ésa sería otra dirección. Por último, también pueden subir por una carretera de montaña (tercera dirección). La cuarta dimensión que el coche recorrería sería el tiempo.
Atajos en el espacio tiempo
¿Pero cómo podríamos hacer ese “giro” y desplazarnos hacia el futuro o el pasado? En primer lugar, según Hawking, en teoría podría hacerse a través de ciertos portales espacio-temporales conocidos como agujeros de gusano que, según las ecuaciones de la teoría de la relatividad, son "atajos" que recorren el espacio y el tiempo.
El físico escribe que estos agujeros de gusano se encuentran por todas partes (en la llamada espuma cuántica o fundación del tejido del universo), a nuestro alrededor. El único problema que presentan para cualquiera que quiera viajar en el tiempo es que son demasiado pequeños (se encuentran en el nivel cuántico o subatómico de la materia) como para que en ellos quepan personas o medios de transporte espacio-temporal. Si fuera posible, con una técnica futura, hacer un agujero de gusano lo suficientemente grande, entonces, podríamos viajar a través de ellos a otros planetas situados a años luz de distancia del nuestro o quizás al pasado, para ver a los dinosaurios, afirma Hawking.
Los ríos del tiempo
Otra interesante idea que plantea Hawking sobre los viajes en el tiempo en su artículo es que éstos podrían hacerse navegando por los “cambiantes ríos del tiempo”. Según el físico, “el tiempo fluye como un río y parece como si cada uno de nosotros fuera inexorablemente arrastrado por su corriente” pero, de hecho, el tiempo es como un río en otro sentido: fluye a diferentes velocidades en distintos sitios, y ahí está la clave para el viaje al futuro.
Esta idea fue propuesta por otro físico: Albert Einstein, hace un siglo. Einstein pensó que debía haber sitios donde el tiempo se desaceleraba y otros donde se aceleraba. Tenía razón, escribe Hawking, y la prueba llegó con la red de satélites de posicionamiento global (GPS) que, además de ayudarnos a navegar por la Tierra, ha revelado que el tiempo va más rápido en el espacio: los precisos relojes instalados dentro de estas aeronaves ganan alrededor de un tercio de la billonésima parte de un segundo cada día. El problema no está en los relojes: lo que ocurre es que la masa de la Tierra arrastra al tiempo y lo hace más lento.
Esta sorprendente realidad abre la puerta a la posibilidad de viajar en el tiempo, por los diversos ríos temporales, afirma el físico.
Agujeros negros
Otra posibilidad para viajar en el tiempo, al menos en teoría, es la de los agujeros negros. Estos agujeros son regiones finitas del espacio-tiempo provocadas por una gran concentración de masa en su interior, con un enorme aumento de la densidad, que a su vez genera un campo gravitatorio de tal magnitud que ninguna partícula material, ni siquiera los fotones de luz, puede escapar de él.
Según Hawking, los agujeros negros tienen un efecto dramático en el tiempo, porque lo ralentizan más que cualquier otra cosa de la galaxia. Por tanto, estos agujeros son “máquinas del tiempo naturales”. Así, por ejemplo, si una nave espacial orbitara alrededor del agujero, tardaría 16 minutos en completar una órbita, desde la perspectiva de la agencia espacial que controlara la misión desde la Tierra. Para los astronautas, en cambio, sólo habrían pasado 8 minutos.
Cien años en una semana
Stephen Hawking propone, por último, otro medio de desplazamiento en el tiempo: los viajes a una velocidad cercana a la de la luz. Según el científico, viajar casi a la misma velocidad de la luz, que se mueve a 300.000 kilómetros por segundo, nos transportaría directamente al futuro. Para ilustrar esta posibilidad, Hawking utiliza el ejemplo de un tren de alta velocidad que saliese de una estación el uno de enero de 2050 y que pudiera dar siete vueltas a la Tierra cada segundo. A esa velocidad, en el interior del tren el tiempo transcurriría más lentamente que fuera. En una semana de viaje para los pasajeros, sin embargo, éstos llegarían a su destino 100 años después de haber salido, en 2150, según el tiempo terrestre común.
Aunque a escala macroscópica esta velocidad es imposible de alcanzar por el momento, lo cierto es que en el acelerador de partículas LHC (Gran Colisionador de Hadrones del CERN, en Ginebra), se ha logrado que unas partículas subatómicas que normalmente se desintegran inmediatamente después de aparecer y llamadas pimesones, se movieran a dicha velocidad. Como consecuencia su tiempo de vida se prolongó hasta 30 veces. Para hacer lo mismo con un ser humano, explica Hawking, necesitaríamos estar en el espacio y una nave que fuera 2.000 veces más rápida que el Apolo 10. Por tanto, parece que en teoría, viajar en el tiempo es posible, quizá sólo sea cuestión de esperar.
Fuente: Discovery News by Irene Klotz
* Versión en español por Por Yaiza Martínez (Tendencias21)
Quantum opina:
Los viajes en el tiempo ya no parecen, al menos para los científicos y a juzgar por una serie de investigaciones realizadas recientemente, sólo un sueño de la ciencia ficción.
En los últimos años, se ha hablado de diversos avances en este terreno y en cuyo contexto las afirmaciones de Hawking cobran mayor sentido. Así, en 2007, por ejemplo, un equipo de científicos israelíes estableció un modelo teórico para el viaje en el tiempo que podría permitir a las generaciones futuras desplazarse al pasado. Sus cálculos, en concreto, demostraban que se podía generar un bucle espacio-temporal a partir únicamente de materia ordinaria y densidad de energía positiva.
Por otra parte, en 2006, un físico de la Universidad de Connecticut, en Estados Unidos, publicó que había creado un prototipo de máquina del tiempo que utilizaba energía luminosa en forma de rayos láser para curvar el tiempo y así desplazarse por él.
Según este físico, con este método el ser humano podría viajar en el tiempo a lo largo de este mismo siglo.
En 2004, incluso, el físico Paul Davies llegó a afirmar en un encuentro de especialistas que “la máquina del tiempo era cuestión de dinero y no de física”. Es decir que, si hubiera inversiones para la investigación en este terreno, tal vez podrían superarse las dificultades tecnológicas de un viaje que, según las leyes de la física, es posible.
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