Donde tu y yo eramos vida, sin tiempo, sólo ser cuando acompasaban los momentos de nuestras rutinas, y sentíamos nuestra esencia, esa que sólo tu y yo conocemos, en nuestros secretos instantes en que se despertaba la vida.
Sentir como me envolvía la caricia de tu mirada, mientras el mar me acunaba dulcemente en su regazo.
El brillo del sol en mi rostro al contemplar tu silueta en aquella barca, mientras navegabas con un rumbo fijo, yo.... Dulce adiós, ese que esperabas, deseado, ahora sí....
Desterrarnos juntos para siempre en ese mundo mio irreal, sólo un sueño que debe dormitar, que marcha hacia su Itaca particular para la eternidad.
Marijose. Momentos de despedidas, de vestir caminos de colores....