La maternidad tiene muchas cosas, casi todas buenas y alguna "regulín-regulán", que dirían los niños.
De entre esas cosas reguleras que tiene, y que aunque no son muchas, a veces valen por muchísimas, está la de la ausencia de la SENSUALIDAD en muchos momentos y escenas cotidianas de tu vida, porque como decía mi padre: "Quien con niños se acuesta, "cagao" se levanta".
Vamos a ver, volviendo a los orígenes y haciendo las cosas como procede, aquí va la definición de SENSUALIDAD según los honorables miembros de la RAE:
Sensualidad.
(Del lat. sensualĭtas, -ātis).
1. f. Cualidad de sensual.
2. f. Propensión excesiva a los placeres de los sentidos.
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Y una vez más, después de leer su definición, y también la de sensual, yo voy a hacer de mi capa un sayo y explicar qué es para mí la SENSUALIDAD en el momento en que te conviertes en madre: ASENSUALIDAD. Pero para no soltaros una chapa de las que hacen historia, he pensado que será mucho mejor que lo "ilustre" relatando diferentes momentos o situaciones en los que la ASENSUALIDAD, en su estado más puro, entra en escena inevitablemente durante la maternidad.
Momento ASENSUALIDAD en estado puro 1: o momento en que tu hija, poseída por el espíritu del amor fraternal, te levanta el vestido en plena cola de la caja de mercawoman, para darle un beso a su (futuro) hermanito, y te deja en bragas culotte (¡gracias al cielo que pasé del tanga!) y con cara de ASENSUALIDAD máxima delante de todo el barrio.
Momento ASENSUALIDAD en estado puro 2: o momento en que tu hijo, bebé que empieza a no serlo tanto, aprovecha que va en tus brazos para bajarte el escote del vestido+sujetador y "amorrarse" a la teta con toda naturalidad mientras tú, en mercawoman de nuevo, hablas con la madre de un alumno e intentas poner tu mejor cara de ASENSUALIDAD y glamour.
Momento ASENSUALIDAD en estado puro 3: o momento en que, tras darle el pecho a tu hijo "berreón" dentro del coche, bajas en plena gasolinera olvidando abrochar tu vestido, enseñando tu sujetador maternal de un bonito y ASENSUAL color carne-abuela, y claro está, (gran) parte de tu anatomía superior, para (dis)gusto del personal presente. Lo mejor, que no te das cuenta de tu despelote hasta que no llevas un rato con el coche en marcha.
Momento ASENSUALIDAD en estado puro 4: o momento en que, después de llevar más de diez minutos de plácido paseo en familia por la playa, y tras observar que la gente os mira bastante (miradas, por otra parte, que tú atribuyes a la bonita estampa que formáis rollo anuncio de clínica dental o agencia inmobiliaria)... ¡Te das cuenta de que tu vestido ha decidido darle el turno de palabra a tus tetas! Y, como alma solidaria que es, se ha "autodesabrochado". Y ahí vas tú, al más puro estilo "boys, boys, boys, nananananananaaaaa..." creyéndote toda inocente que os miran por ser el vivo reflejo del American way of life. Tócate los "güevs".
Momento ASENSUALIDAD en estado puro 5: o momento en que, ¡oh, bonita tarde en un tranquilo banco!, después de estar con tu teta izquierda modo "haciendo amigos" ON, porque Rubiazo hoy va de chupitos... Decides que ya está bien y que igual un lácteo de esos sin frío te soluciona la papeleta. Y entonces, ¡pop! ¡Ya no hay stop! Al levantar la tapita y deshacerse el vacío, la cara de tu hijo, la tuya y vuestros conjuntitos veraniegos ¡son un puñetero escáparate de yogur! Y la gente... La gente pasa y sonríe (y por dentro se parte el culito).
Momento ASENSUALIDAD en estado puro 6: o momento despelote de una mami doble, que consiste en que, mientras Rubiazo lucha por hacerte más grande el escote del vestido, a Pichu le da por jugar a levantártelo por detrás, así que en menos que canta un gallo te encuentras sacando tus ocho brazos y luchando por no quedarte en pelotas... Sí, habéis acertado, ¡en mercawoman!
Es por todo esto y muuucho más que puedo decir que, efectivamente, cuando entras de lleno en la maternidad, el concepto de SENSUALIDAD pega un giro de 180 grados y es sinónimo de cualquier cosa menos de placer para los sentidos. Es entonces cuando comprendes que la sensualidad en la maternidad pasa a ser ASENSUALIDAD. Pero oye, que si todos hiciéramos todo igual la vida sería un coñazo.
Así que, que cada uno lleve su vida como ASENSUALMENTE pueda y ¡alegría para el cuerpo de las mamis modernas que se despelotan involuntariamente o se untan de yogur en público y para la vista de aquell@s que lo presencian!
CON M DE MAMÁ y A de ASENSUALIDAD
(Imagen tomada de Google, fuente: mamateta.es)