La mejor manera de perderse el mundial.

Se podría decir que Los Avataras (que los hay, los hay) tienen el mismo problema de cualquier elemento de lujo: son susceptibles a la imitación barata. Parece ser que el desencanto por el tema religioso que nos han dejado estas décadas, termino para sorpresa de muchos no en, "ya no hay Dios", sino en "yo soy Dios" "Y yo" "yo también", "y yo más"... Dios no ha muerto, querido Federico, ¡se ha multiplicado!.
Parece que creerse Dios, es cosa de humanos, y humano somos, qué la vamos ha hacer. Pero el problema merece por lo menos algún entrenamiento y advertencia teniendo en cuenta lo nocivo que es, no tanto que uno se crea Dios, como que otros te lo crean. Y acá hay que alentar la fe. Por cualquiera de los dos caminos: El aparentemente más conocido de estudiar con seriedad alguna tradición mística, sin borrarla de un plumazo, simplemente porque el catolicismo (por decir algo, o sus representantes nos decepcionaron ; o el ser escéptico, pero con método.
Ya es hora de ser tan infantiles de creerse el primer incrédulo de la historia y hacer de eso nuestro pequeño show. Hay que conocer que otros ya han avanzado ahí, y no sólo para ser rebeldes en el colegio (que nunca está de más) sino como una profunda y ansiosa pregunta existencial. Y el mismo Federico Nietzsche, no en vano se esforzó, para finalmente concluir: "No puedo creer en un Dios que no venga cantando y bailando" También hay tradición, y escuela y maestros en ser rebelde, amigo anarqui.
Y todo esto es necesario porque si bien no todo lo que brilla es oro, a veces sí lo es. Para ilustrar esto hay una anécdota de Maradona (a propósito de aquellos dioses), una vez saliendo del hospital donde se recuperaba comentaba: "En la clínica hay uno que se cree Napoleón, otro San Martín, y a mí no me creen que soy Maradona". Así puede pasar que si no somos sistemáticos en la búsqueda se nos aparezca el mismisimo Señor, cantando y bailando y no le creamos. De hecho sin más rodeos los invitamos a buscar "Gourapurnima" en su google más cercano. Eso sí, sólo aptos para los que ya saben que no son Napoleón, que aunque parezca raro, no son pocos.