Usa el ordenador durante horas seguidas y déjate de estafas. Con lo fácil que es aprender a que el cacharro haga exactamente lo que tú quieres...
La etiqueta 2.0 apesta. Ya que se utiliza un símil informático, el significado es que antes hubo una versión 1.0 que se ha actualizado. Que antes había páginitas hechas a mano, con su código css escrito entero. Ahora están los blogs, diseños webs para tontos (porque no hay que diseñar nada, las plantillas vienen hechas).
Antes había que escribir, sentarse y esperar. La marea de visitantes podía tardar días. Semanas. Ahora llega instantáneo, como los sobres de café: cuando publique esta entrada, podré ver en tiempo real quién la lee. La parte negativa es que mañana estará caducado. Pero aún así, me gusta más la actualización 2.0, es tal como la soñaba
Los críticos literarios que escriban el tag (ya no es
Pero al margen, la repugnancia es a todos los niveles. Empezamos a leer todos en diagonal, no importa que sea una chorrada la frase o cita, si cierra comillas y pone Enrique Vila-Matas (por ejemplo). Entonces nos volvemos ciegos a la soplapollez y se convierte en genialidad. Cuánto daño nos está haciendo leer por encima tantos enlaces juntos...
Y dicho esto, se me olvidaba que en el concurso de Libros y Literatura 2012 he ganado (por sorteo azaroso, no por calidad) este lote de Errata Naturae. El tal Kenneth Bernard no es familia, pero lo leeré con interés y/o curiosidad, a ver qué se cuenta.
Y dicho esto también, debo confesar que he vuelto a las andadas veinteañeras enviando una muestra de poemas a una editorial que buscaba "nuevos autores", esta vez sin la puta condena de "menor de". No aprendo. ¿Poemas? Ay. Qué catástrofe. Doy por supuesto que me quedaré fuera, como siempre.
Socorro, vuelvo a mi casa del árbol morado.