A quien tiene abejas, nunca le falta un buen postre en la mesa.
(Anónimo) Abejas, benditas, santos abejares, dan miel a los hombres, cera a los altares.
(Anónimo) La abeja de todas las flores se aprovecha.
(Anónimo) La abeja, unas flores escoge y otras deja.
(Anónimo)
La flor del romero, de la abeja es curandero.
(Anónimo)
De Dios viene el bien, y de las abejas, la miel
(Anónimo) Óyeme ahora: mira en tu soledad una abeja dormida, que elabora en el sueño su miel sin alegría.
Sara De Ibáñez A la brisa, a la abeja, a la hermosa el rosal puede dedicar la rosa.
Gerardo Diego Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la abeja.
Marco Aurelio Síndrome de la Abeja :
Se cree reina, & sólo es un bicho .Flavia Caetano El clavel de tus labios
brindaba miel de besos
y fue mi boca ardiente
abeja de sus pétalos...Jackselins Arteaga Arma letal: el veneno de la abejaPor Lawrence John Connor (Wicwas Press) American Bee Journal
La tarde había ido muy bien hasta que Cathy sacó del bolsillo de su pantalón una jaula para reinas que contenía dos obreras, capturadas en la piquera de una colmena a primeras horas del día. Se quejaba de una rodilla dolorida y vio en las abejas una solución para mitigar su dolor. Cogió las abejas para que Craig pudiera pinchar su rodilla. Aquella fue una noche tranquila.
¿Cómo un superorganismo como una colonia de abejas protege su enorme inversión en recursos de su nido, sus panales de cera tan costosos en energía llenos de miel y de cría? Como miembros de la familia de los himenópteros, las abejas están equipadas con unos ovipositores modificados diseñados para bombear veneno en la piel de un atacante. Esta estructura aguijón es complicada, pero una maravilla de la eficiencia. Dos lancetas punzantes se deslizan una y otra vez dentro de la carne, impulsados por unos pequeños pero poderosos músculos sujetos a un armazón de la estructura del aguijón (una adaptación compleja de los segmentos abdominales 8º y 9º de la abeja) localizado en la punta del abdomen de la abeja. Todo este aparato se separa del cuerpo de la abeja cuando ésta lucha por liberarse de él. Mientras que la abeja finalmente muere, a menudo continúa volando alrededor de la cara del intruso de forma irritante. Al mismo tiempo, el aparato del aguijón perfora dentro de la carne, controlado por un centro nervioso independiente, bombeando veneno tóxico mediante la utilización de los mismos músculos que guían las lancetas dentro del cuerpo. Esta adaptación evolutiva mantiene el sistema de suministro de veneno trabajando para insuflar toxinas durante varios dolorosos minutos tras la entrada de las lancetas en el cuerpo.
Los pinchazos de las lancetas son casi indoloros, pero la inyección instantánea del veneno de abeja causa una intensa sensación de quemazón y dolor –a veces mucho dolor. La rápida retirada de la estructura del aguijón sin apretar el contenido del saco y de la glándula del veneno detiene la inyección de éste, pero no el dolor y las potenciales consecuencias.
Generalmente se cree que una de las razones por las que los himenópteros evolucionaron su aguijón era la de servir como medio paralizante, mediante parálisis muscular, pero no mortal, de la presa para alimentar a la próxima generación. Esto permitiría a las larvas de avispa recién nacidas alimentarse del tejido vivo de un animal paralizado. Antes de que las sociedades de abejas evolucionaran, las hembras de avispas solitarias construían nidos que proveían con insectos y arañas de forma que los huevos que depositaban en estas fuentes de alimento paralizadas por el veneno pudieran eclosionar y alimentarse. Esto proporcionaba a las larvas en desarrollo carne fresca que no podía escaparse o defenderse tras ser llevada al nido.