De la rutina insípida de su oficina pasa al tedio monocromo de su hogar. Y, sin embargo, se siente feliz. Incluso aplaude las bondades de una existencia ordenada y tranquila.— Papá, ha llamado tu oftalmólogo. Dice que te has saltado las cuatro últimas revisiones.Él se coloca las gafas de cerca y ojea el correo. Solo hay facturas.— Papá, ¿me escuchas?Pero no contesta. Sigue a lo suyo, con ese temor a ver bien de lejos, a mirarse un día desde fuera y observar nítidamente la escena borrosa con que siempre se topa.
NiñoCactus