Revista Literatura

La mitad innecesaria

Publicado el 28 agosto 2011 por Tuky @Tuky
“una hora inmóvilque no está marcada en los relojes, y es, sin embargo, leve como un suspiro"Charles Baudelaire
No necesito —como crees— tus domingos para llamarte y que vengas.
Verdadera necesidad es la de tu voz en mi teléfono —cualquier día— diciendo: “te extraño”.
No necesito ser tu carga, ni que me digas puntualmente: “feliz aniversario” un vez al mes.
Así como las plantas crecen sin necesitar demasiado yo, yo no necesito grandes cosas.
No necesito la butaca de un recital con fuegos artificiales que te cueste novecientos billetes, yo quiero prenderte el calefón cuando se te apague en mitad del baño y encenderte la vida haciéndote reír.
No quiero publicar en diarios —con un gran titular— que la vida que sueño con vos, se volvió real, o almorzar en Puerto Madero cada dos por tres; sólo quiero cocinarte salchichas con puré y decorar tu plato con caritas de mayonesa, para que se entere hasta tu estómago de lo feliz que soy cuando estás cerca.
No necesito vacaciones en destinos insólitos, yo quiero verte caminar descalzo por la casa. Necesito saber cuál es tu perfume cuando salís recién, de bañarte; y sentir que —al fin—, la soledad se fue de vacaciones.
No aspiro a aspirarte los sueños, yo quiero verte tranquilo, tocar la guitarra en el sillón; leer juntos poemas en voz alta, reírnos en Burger y filosofar recostada en tus rodillas.
Quiero dibujarte pajaritos, escondértelos en los bolsillos y que te alegren el día al encontrarlos.
No necesito que me laves los platos, que te encargues de sacar la basura y de limpiar el baño; yo quiero que tomes mis mates dulces apenas llegues del trabajo, que sientas que yo sí, puedo cuidarte y darte las obvias ganas, de cuidarme.
Quiero llamar a tu trabajo y decirle a la mujer del conmutador: “de su chica” cuando me pregunte: “¿de parte de quién?”
Quiero hacerte mimos pequeños en las manos sin intentar memorizarlos, porque no sé cuántos soles pasarán hasta volver a tocarte.
Yo quiero verte dormir sin sentir que mi cuerpo fue sólo, un lapsus.
¿Los domingos? No, no necesito lo que crees que necesito.
No necesito sentir que la vida se nos pasa, que nos ponemos viejos en la distancia.
No necesito que baile el reloj sin poder compartir con vos, los momentos simples.
Necesito tres mimos ciertos, cuatro besos de mañana, cinco abrazos, seis noches a tu lado.
Necesito que un día elijas quedarte.
Necesito dejar de sentir que te doy sólo la mitad, de lo que puedo darte.
¿Los domingos?
No, definitivamente, no necesito tus domingos.
La mitad innecesaria

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