Cada vez estoy más abrumado por la moda de llevar un número en la ropa, como si estuviéras a punto de jugar un partido de algún extraño deporte mezcla entre los equipos de rugby, polo, fútbol y baloncesto de un universidad americana y un presidio centro europeo. Porque hay tanta mezcla de estilos que no sabría muy bien si dar patadas a un balón, correr con el balón en las manos, subirme a un caballo o huir disparando a todo lo que lleve números como si fueran dianas de dardos.
Vale, que la vida cada día se pone más complicada y es más competitiva, pero tampoco es cuestión de ir por la calle con una camiseta con los colores de la empresa e intentar arrebatarle el portátil a cualquiera que sea de un equipo distinto...Bueno, teniendo en cuenta que mi portátil tiene la tercera parte de prestaciones que el portátil de oferta del Carrefour, a lo mejor sí que me compensa quitarle el ordenador al de la competencia... Además quién va a hacer de árbitro de semejante partido? Terminator?? Tampoco me le imagino con una chupa de cuero con el número 2. El 2 de las dos yoyas que te va a soltar antes de que te de tiempo a oír sayonarabeibi.
Lo cierto es que a poco que te fijes por la calle ves números en la ropa. Camisetas con dorsales estilo jinete de polo, de jugador de rugby, de rapero que una vez fue a ver un partido de algo, del año en el que el diseñador echó su primer polvo en la University of Connecticut, del regimiento Garibaldi de peladores de gambas, de recluso en el penal de Gran Hermano o de tonto un millón con una pogüerbalans atada a la muñeca, números, por todas partes.
Parece que algunos quisieran reivindicar su amor por el deporte vistiendo ropa deportiva con grandes dorsales, como si ellos mismos fueran unos grandes deportistas, seductores jugadores de polo, mediáticos futbolistas, apuestos jugadores de cualquier deporte. Aunque muchos de los que visten así son incapaces de distinguir un gimnasio de una biblioteca. Es paradójico que la mayor aproximación que hayan hecho al deporte es luxarse una falange con el FIFA númeroquetoque o a juzgar por la panza, comerse el balón de reglamento.
En realidad detrás de todo esto están los hábiles vendedores de ilusiones que ladinamente nos lavan el cerebro para que compremos sus prendas numeradas. Y recurren a cualquier argumento que hunda nuestros esforzados intentos anti consumistas.
Tengo que reconocer que a fuerza de tanto ver números por todas partes uno se acostumbra. Pero a pesar de que es vistoso, no me gusta. Yo estoy convencido de que los dorsales se pusieron en los deportes para castigar. Para apuntar el número del que cometió la falta, para criticar al que jugó mal sin tener que pronunciar su nombre. Porque los buenos no necesitan número. Los buenos los señalamos con el dedo bien estirado y decimos "mira, ese es Hamilton" "mira, ese es Gasol" "mira, ese es Raúl" "mira, ese es el traumatólogo que no me curó la fractura del dedo índice"
Lo más evidente es venderte la camiseta del jugador de moda, y con eso emular al ídolo. El 23 de Michael Jordan, el 7 de Raúl o el 16 de Gasol, y así vas por la calle con la camiseta oficial por la que has pagado una pasta indecente y que te da un aspecto extravagante, pero contento de hacer honores a un señor que no conoces de nada y que a costa de tu dinero tiene una piscina el doble de grande que tu casa.
Muchos se compran la camiseta del jugador de fútbol que más "ayomáquerico" despiertan entre las mujeres. Supongo que será para ver si alguna es miope y sólo le alcanza la vista para ver el número de la camiseta. Incluso acérrimos culés serían capaces de vestir la camiseta de Cristiano Ronaldo para ligar intentando fardar de abdominales, porque si te acercas puedes comprobar que para fardar de desodorante no es. El caso es que si comparas abdomen...te das cuenta de que no parecen animales de la misma especie.
El reclamo sexual es importante también para vender ropa con números. Pero hay que ser cuidadoso con la elección del número que llevas a la espalda. A ver cómo triunfas en la discoteca con una camiseta que ponga curso del 57, dándotelas de jovenzuelo...aunque quizás te delate más el pelo blanco que te asoma de los oídos.
También se juegan con las indirectas...(esposa)¿Mariano, qué polo has comprado? (marido) Este que lleva el año en el que nací... (esposa) si tú naciste en el 73 imbécil, deja esa del 69 en la estantería, guarro!
Aún así hay algunos que sucumben a las modas sin saberlo y se plantan un polo de color llamativo. Pero eso no es casualidad. Esos son los machos alfa de la manada a los que les da igual el número que lleven a la espalda. Esos se pasean por cualquier lugar luciendo el número, para avisarte de que tienes que recordar que el 24 es un número sagrado y que por dónde lo veas la única opción que tienes es comprobar cómo las mujeres le siguen con el olfato y le apuntan el número de teléfono con saliva en su cuello. Curiosamente en el caso de Fernando Alonso lo que le apuntaron era la primera parte del Quijote y sobraba espacio...quién se puede resistir la última voluntad de una anciana ciega...
Otro valor con mucho tirón es la sensación de equipo. El otro día yo iba con un polo verde que llevaba un gran número 3, paseando me encontré con otro hombre que llevaba un polo del mismo estilo, con el mismo tono de verde, pero con el número 4...nos encontramos varias veces por las calles de Conil, y creo que si llegamos a encontrarnos una vez más arrancamos una señal y se la estampamos al gilipollas del polo rojo con el número 24.
Todo esto parece que es territorio exclusivo de los hombres, pero las mujeres también copian los malos hábitos masculinos y puedes verlas con números a la espalda. Si alguno ve a una muchacha con un enorme 50 a la espalda, lo más probable es que sea recuerdo de la final de la superbowl de fútbol americano de su novio...así que mucho mejor ni acercarse, eso sí, si quieres abandonar rápidamente la vida hazle un comentario sobre lo que te hicieron por 50 euros en el club Momentos.
De todos modos sospecho que esta moda evolucionará y dentro de poco las chicas podrán alterar los números que vayan en sus camisetas...tanto para dar fácilmente su número de teléfono al del número 24, como para contabilizar el número de tontos del culo que se les acercan como moscones para preguntarles qué significa ese 17 fosforito, perdón, 18.
Menos mal que las camisas de fuerza no llevan números.