Revista Literatura

La Muerte.

Publicado el 28 marzo 2011 por Matilido
La Muerte.
El otro dia comenté que podia escribir cosas tristes, por ejemplo acerca de la muerte y de sus formas de venir. La Muerte, oscura acompañante de la historia del Hombre, jamás derrotada pero  siempre combatida, en su contra viven  miles que la manejan como un número. Hoy es lunes, tengo humor de lunes, y mi post tomará el camino señalado.
La muerte en una sala de medicina es la compañera que no se aleja nunca. No digo que su presencia sea cotidiana, pero el pesar que genera si lo es. Es inevitable que se piense en ella, porque todos sabemos que tarde o temprano va a venir quiza no a llevarse a uno, quizá solo a llevarse a la persona de al lado, pero va a venir.
Para mi  la muerte ha sido hasta ahora un hecho obseno. Permitanme aclarar que estoy robando una expresión análoga a Fernando Savater: la muerte ha sido obsena porque asi se llama a todo lo que queda por fuera de la escena, lo que no se muestra, lo que no se quiere ver. 
Se que hay gente que va a morir, he visto su agonia, pero tengo la curiosa idea de que no lo veré ocurrir. "Es algo que va a pasar cuando no esté", pienso " un dia llegaré y me encontraré conque el moribundo no está más, que ha fallecido la noche anterior". Y cada vez que lo medito le encuentro menos sentido a esas palabras. Quizá sean un mecanismo de defensa para enfrentar al horror más grande de la vida.
Y sin embargo el viernes llego y veo a la sala cambiada. ¿Habra sido alguien dado de alta? No. Dos de los pacientes cuya agonia veiamos aumentar dia a dia habian fallecido. Solos, la misma noche, y por lo mismo juntos. Un triste final y un curioso refuerzo a mi idea.: los dejo vivos, a la vuelta no están Nadie lloró sus decesos, lo más probable es que este humilde post sea su único recuerdo. Me cuestiono sobre si debo escribirlo, sino violo su intimidad al hacerlo.
Desconozco el desequilibrio que lleva a un organismo a no sustentar más la vida (nadie lo conoce), pero este nunca se desata cuando estoy alli. Es como si hubiera una protección, vana protección, hacia uno. Como si la presencia de uno retrasara lo inevitable: en el momento que me voy ya no se que pasará. Y cada vez que lo pienso se que estoy cada dia más cerca a verlo. Ese dia lo leerán si estoy de animo para contarlo, y si no considero que seria irrespetar la intimidad del caido.
Saludos.

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