Dicen que mal de muchos, consuelo de ..... pero está bien saber que lo mismo que padeces, lo han pasado otros y que a eso también se sobrevive y que lo que hoy parece que te va a matar, y que convierte el respirar en algo doloroso, puede pasar a ser un mero recuerdo, que con el tiempo y esa nuestra mente maravillosa que nos protege, lo convertirá en otra cosa, con suerte, en una experiencia de la cual recordaremos la parte positiva, como nos pasa con otras cosas en la vida. Hasta las mujeres vuelven a repetir el parto, después de tener el primero, así que siempre queda esperanza para los corazones rotos también. :)
Intentaré que ésta, sea la última entrada que escribo sobre corazones rotos, amores y desamores, porque me estoy aburriendo a mi misma, y supongo que también a mis pocos lectores. Haré un esfuerzo por divagar sobre otras cosas... a ser posible, más triviales :)
"La muerte de un amor es como la muerte de la persona amada. Deja la misma aflicción, el mismo vacío, la misma negativa a resignarte a ese vacío. Aún cuando la hayas esperado, cansado, deseado por autodefensa o sentido común o necesidad de libertad, cuando llega, te sientes inválido, mutilado, parece que te has quedado con un solo ojo, un solo oído, un solo pulmón, un solo brazo, una sola pierna, el cerebro demediado y no cesas de invocar la mitad perdida de ti mismo: aquel o aquella con quien te sentías entero. Al hacerlo no recuerdas siquiera sus culpas, los tormentos que te causó, los sufrimientos que te impuso. La nostalgia te entrega el recuerdo de una persona apreciable, o mejor dicho extraordinaria, de un tesoro único en el mundo y de nada sirve decirse que eso es una ofensa a la lógica, un insulto a la inteligencia, un masoquismo.
En el amor, la lógica no sirve, la inteligencia no ayuda precisamente y el masoquismo alcanza cimas de psiquiatra. Después poco a poco, se te pasa el capricho, el dolor. Acaso sin que seas consciente de ello la aflicción disminuye, se extingue, el vacío se reduce y la negativa a resignarte desaparece. Te das cuenta por fin de que el objeto de tu amor no era ni una persona apreciable y mucho menos extraordinaria, ni un tesoro único en el mundo, los sustituyes por otra mitad, o supuesta mitad de ti mismo y por un determinado período de tiempo, recuperas tu integridad. Pero en el alma queda una cicatriz que la afea, un cardenal negro que la desfigura, y comprendes que ya no eres aquel o aquella que eras antes del duelo.
Tu energía se ha debilitado, tu curiosidad ha mermado y tu confianza en el futuro se ha extinguido porque has descubierto que has desperdiciado un trozo de existencia que nadie te reembolsará. Esa es la razón por la que, aún cuando agonice en estado de coma, intentas retrasar el instante que exhalará el último suspiro, lo retienes y en silencio le suplicas que viva un minuto más, una hora más, un día más... Esa es la razón por la que, por último cuando deje de respirar, vacilas en enterrarlo o incluso intentas resucitarlo... y es que ningún amor resiste la falta de amor, no se puede dar amor a quien no te lo da. Las relaciones sentimentales son siempre espejismos que nos inventamos para llenar el vacío, quimeras que nos inventamos para vencer la soledad."
Oriana Fallaci