Están siendo unos días complicados y no he podido sentarme a escribir sobre productividad, hábitos o los temas habituales, aunque tengo una lista de posibles ideas para poder contarte y mostrarte. Tampoco estoy llevando el reto de Inktober todo lo al día que me gustaría, aunque ya he logrado pasar la barrera del 50%. Pero hay que saber cuándo dar una tregua, y quizás este es un momento. Mientras tanto, quiero compartir contigo un video que grabé hace unos días, mientras pintaba una página de mi art journal.
Se me ocurrió grabar todo el proceso, y, la verdad, fue bastante curiosa la experiencia, y es muy probable que siga haciéndolo. He acelerado el ritmo porque el original duraba en torno a los 40 minutos, pero para ver el proceso, a cámara rápida es suficiente.
Decidí abordar una de las clases de un workshop de Art Journaling, con los elementos que tenía a mi disposición, que no eran los más indicados. Y aún así dieron juego. Y pude aprovecharlos, pese a que en otra ocasión lo mismo hubiera decidido tirarlos a la basura.
Unos cuántos botes de témpera ya seca, que estuve humedeciendo y con los que todavía pude pintar (más mal que bien), pinceles viejos a los que se les caían algunos pelos o un viejo cuaderno de pintar, que no era el más recomendado para el tipo de pintura que quería usar.
¿Por qué te cuento esto? Para que puedas ver como a veces no hace falta tener lo mejor de lo mejor, ni buscar la perfección. La verdad es que pese a todo, pasé un rato agradable, me relajé pintando y el resultado me agradó.
>>> ¿Te ha gustado esta entrada? Compártela en redes sociales (#pegotiblog) <<<