La musa que me invita a capuchino

Publicado el 22 junio 2015 por Aidadelpozo

Tengo mil versos inspirados en la musa del hastío

y mil desearía que salieran de mi alma

escritos por la musa de la esperanza.

Versos brillantes y claros,

de colores de arco iris,

de sabor a nubes,

de tacto algodonado.

Cascabeles en el pelo tiene esta musa,

entretejidos en una diadema de azaleas.

Posee una voz que hace reír y vibrar,

tiene en sus alas pétalos de flores en vez de plumas

y su sonrisa brilla por la noche

pues entre su boca las luciérnagas vuelan

y por el día es añil

pues el cielo busca sus labios

y los tiñe de ese azul que tiene la calma.

Esta musa lleva un vestido de hermosos recuerdos

y los amargos los guarda en un baúl

que no busca ni reclama ni piensa ni menciona.

A esta musa le gusta desayunar capuchino acompañada.

Coge la taza con delicadeza

mientras mira a los ojos de quien inspira,

sopla su café caliente, sonríe y jamás tiene sombría su mirada.

Contagia con cada sorbo los versos y los besos

de aquel a quien invita a tomar capuchino

y toca con sus dedos que llevan magia.

Mil versos y mil besos que me dieras,

me darían las ganas de seguir que ahora no tengo.

Invítame a un café, que no he desayunado y lo necesito,

pido a la musa azul que ahora me mira.

Y ella se acerca lentamente y sonríe.

Trae una bandeja con dos tazas.

Café capuchino. El tuyo sin azúcar, dice.

Su pelo es rojo como ahora es el mío

y su mirada franca y serena.

y yo, sonrío agradecida

y ella sonríe ilusionada

pues sabe que mis mil versos

serán suyos y de nadie más.

porque a ella le debo la ilusión

que engalana mi alma

y mi esperanza.

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