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La necesidad del autocontrol.Por: Vanessa Mendoza Cortés

Publicado el 10 agosto 2012 por Chico_f32

Hoy, navegando por la web, encontré la típica foto con un mensaje: la violencia es el último recurso del incompetente…. Yo añado que también lo es del desesperado, del que le faltan recursos y en ese momento no se da la calma para pensar dónde encontrarlos.Qué difícil es a veces hablar con nuestros hijos e hijas, que entiendan que deben estar quietos un momento, que estamos cansados/as, que el día ha sido duro. A veces para hacérselo entender se nos escapa algún grito o una nalgadita desesperada, (porque es donde pensamos que duele menos… ya que nuestra intención no es herir, es marcar el límite). Pensemos un momento qué nos lleva a actuar así, qué consecuencias puede tener para los pequeños y cómo podemos resolver un acto violento por nuestra parte cuando aún no han llegado a la adolescencia.En su mayoría, hemos sido educados en un sistema autoritario, tenemos inculcadas frases del tipo: la letra con sangre entra. Cuando de peques nos daban un cachete nos decían cosas como: me duele más a mí que a ti… aunque decidiéramos que nunca educaríamos a nuestros hijos de esta manera, nunca se nos enseñó una alternativa a este método rígido. Así que cuando por desesperación gritamos a nuestros/as hijos/as, se pone en marcha ese último mecanismo aprendido: cuando todo ha fallado la violencia es la solución. Paradójicamente esto nos hace sentir culpables. Y el mecanismo que usa la culpa es muy perverso, nos “obliga” a conductas compensatorias que no solucionan lo que ha pasado. De todos modos, con todo esto quiero decir, que somos humanos/as, tenemos derecho a fallar, a equivocarnos, a perder el control. Lo que pasa es que se lo ocultamos a nuestros hijos e hijas por miedo a que dejen de respetarnos. E aquí el quid de la cuestión. Nos respetaran más si les hablamos desde el corazón.Nuestros/as hijos/as, en las etapas iniciales de la vida, creen que somos Dioses y Diosas y esa creencia les sirve para confiar y experimentar en un mundo que no entienden, por eso hemos de enseñarles que somos humanos/as y que no pasa nada si ellos/as también lo son, el error forma parte del aprendizaje, nadie: “nace sabiendo”. Ser madre y padre es una tarea de crecimiento a tres bandas. Por eso es muy sano que tras una explosión de impaciencia adulta se hable con él o la pequeño/a, se le pida perdón y se le explique por qué nos hemos enfadado, por qué hemos perdido la paciencia, de una manera activa, y pactar.El pacto es lo más importante de todo. Nuestros/as hijos/as nos aman de manera incondicional, el pacto les enseñara que después de la violencia hay una manera mejor de resolver los problemas, entenderán también que su conducta tiene consecuencias en este mundo, con lo que empezaran a tomar el control de sí mismos, y sobre todo, estaremos educando en formas alternativas a la violencia como último recurso.Esto hará que nos valoren más, porque el ser humano se mueve con el corazón y no solo con la razón..Sobre Vanessa:psicologa especializada en violencia des de hace 3 años trabajo con mujeres en situación de violencia y sus hijos e hijas además ha trabajado en el entorno escolar     
  • ordinario     
  • y con necesidades educativas especiales ( en este campo tengo unos 5 años de experienciay mi tendencia psicologica es eclectica ( es decir he estudiado muchas disciplinas y uso lo que cada persona necesita según su manera de ser y pensar)
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