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La negatividad anda descontrolada en el cerebro de los limítrofes

Publicado el 26 enero 2013 por Mundotlp @MundoTLP

Todavía no comprendemos el cerebro… no completamente.
Y sus enfermedades, especialmente las que afectan la personalidad, nos dejan anonadados.
Los pacientes muchas veces rehúsan tomar los medicamentos por miedo a distintos tópicos, desde mitos hasta realidades; en otras ocasiones, están tan acostumbrados a vivir como se sienten que no desean cambiar su forma de ser, aunque no vaya con lo requerido.
Un amigo que sufre del desorden de atención sólo tomaba el ritalín cuando tenía exámenes en la universidad, por lo demás, le gustaba la creatividad y libertad que le producía su “enfermedad”.
De hecho, algunos trastornos mentales son objeto de discusión; el candidato más reciente a ser borrado del manual psiquiátrico estadounidense es el trastorno Asperger.
 Para muchos, no se trata de una enfermedad; para otros sí.
Por otro lado, tenemos aún personas que piensan que sólo utilizan un porcentaje del cerebro.
Este tipo de credulidad, ligada con la ignorancia neurológica que eso conlleva, genera otros malos entendidos; así, las personas se autodenominan bipolares, depresivas, maniáticas y obsesivas entre muchas otras, sin recurrir a un diagnóstico médico, lo que deriva en un desconocimiento grave sobre lo que realmente es una enfermedad mental (muchos “profesionales” son también responsables en estos casos).
No podemos olvidar que las partes enfermas, la desactivación neuronal o los daños en áreas ocurren de mayor a menor grado en las mismas funciones que poseemos todos, lo único diferente es que los que están sanos pueden manejarlas dentro de un rango que consideramos normal; más allá de ese rango, se considera una enfermedad mental.
Ha tomado mucho tiempo comprenderlas mejor, hoy, sin embargo, la tecnología de resonancia de imágenes se ha convertido en una buena amiga de este tipo de investigación.
Investigadores en la Universidad Scarborough de Toronto obtuvieron la mejor descripción de las señales neuronales anómalas de lo que llamamos el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), lo que puede llevarlos a mejorar los diagnósticos y tratamientos.
Los pacientes con TLP, muchas veces conocidos como limítrofes o fronterizos, no son psicóticos aunque la sensatez y la cordura son rasgos escasos en sus relaciones con los demás.
La negatividad caracteriza su conducta y malinterpretan todo lo que es dicho a su alrededor, no confían en nadie, amenazan, se lesionan de distintas formas y suelen desasociarse cuando están bajo estrés.
Precisamente, el trabajo de los científicos canadienses muestra que las regiones cerebrales que procesan las emociones negativas (por ejemplo, la ira y la tristeza) se encuentran en estado hiperactivo en las personas con TLP, mientras que las regiones del cerebro que normalmente ayudarían a moderar los sentimientos negativos, se presentan con muy baja actividad.
Un equipo dirigido por el profesor Anthony C. Ruocco analizó datos de 11 estudios previamente publicados y confirmó una serie de diferencias importantes entre personas con y sin TLP.
Por un lado, un área del cerebro llamada la ínsula, que ayuda a determinar la intensidad con que experimentamos emociones negativas, está hiperactiva en personas con TLP.
Por otra parte, las regiones de la parte frontal del cerebro, que ayudan a controlar nuestras reacciones emocionales, tienen muy poca actividad.
“No es sólo que sus emociones poseen demasiado impulso.
Aparentemente, también tienen menos frenos para tratar de sosegar esas emociones y ayudar a regular su intensidad”, dijo el profesor, líder de este programa en psicología y neurociencia.
Por supuesto, lo más importante es conseguir reparar estos daños.
Especificar el diagnóstico suele brindar un poco de tranquilidad al paciente y ofrecer mejorías en el desarrollo de tratamientos; con este trastorno, uno de los desafíos es que suele ocurrir con otras enfermedades como la depresión, lo que hace mucho más dificultoso identificarlo.
Que sientas emociones es perfectamente normal.
De hecho, en la mayor parte de los casos donde personas asumen enfermedades mentales sin diagnóstico médico, las drogas no son necesarias, ya que todo está en su cabeza, menos el padecimiento.
Más ciencia: Editora Neutrina
*Periodista científica fundadora y directorade Editora Neutrina
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