Como no suelo encontrar el valor necesario para afrontar la realidad, antes de salir de casa abastecí mi espíritu con un par de copas esperando que fuera la dosis suficiente para permitir mostrar mis sentimientos, deseando a su vez no parecer un gilipollas, o errar en mi comportamiento. Me dirigí al mismo lugar, donde nos vemos siempre, donde te vi por última vez, llegue y no estabas, era algo temprano, no preocupe en exceso, simplemente hice algo de tiempo y me divertí con mis amigos. Poco a poco comencé a sentirme mas y mas nervioso, pues con el paso irrefrenable de los segundos la distancia entre tu y yo se iba acortando, o al menos eso quería creer. Es una sensación rara de explicar, pues es una ansiedad positiva y negativa a la vez, ya que me moría de ganas de verte y esa misma razón me estaba matando. Tu no apareciste, no supe nada de ti esa noche, pensé en llamarte o mandarte un whatsapp… algo informa, el típico mensaje ridículo sin sentido de un buen amigo algo pasado con las copas para desviar la atención de que detrás de esas palabras se escondía un chico borracho que temblaba como un flan por verte, Al final, decidí no hacerlo, pensé que seria demasiado evidente, no me quiero convertir en el amigo pesado de turno, o en el baboso que no te deja en paz por whatsapp. Simplemente quiero que nos encontremos en la normalidad de nuestras vidas y que como en nuestra rutina habitual las sonrisas y las miradas vengan solas, pero esta vez quiero ir mas allá, por eso me da rabia no haberte visto, por que creia que esa era la noche, la noche que llevo esperando tanto tiempo, una noche mágica y especial que desde el principio nos marcaba el camino hacia algo nuevo y distinto. Un 27 de octubre, caluroso, místico y mágico, que tenia todos los ingredientes, pero al final, me falto el mas importante y maravilloso de todos, TU.
La noche perfecta en la que solo faltabas tu
Publicado el 06 noviembre 2016 por Benjamín Amoedo De La GranaComo no suelo encontrar el valor necesario para afrontar la realidad, antes de salir de casa abastecí mi espíritu con un par de copas esperando que fuera la dosis suficiente para permitir mostrar mis sentimientos, deseando a su vez no parecer un gilipollas, o errar en mi comportamiento. Me dirigí al mismo lugar, donde nos vemos siempre, donde te vi por última vez, llegue y no estabas, era algo temprano, no preocupe en exceso, simplemente hice algo de tiempo y me divertí con mis amigos. Poco a poco comencé a sentirme mas y mas nervioso, pues con el paso irrefrenable de los segundos la distancia entre tu y yo se iba acortando, o al menos eso quería creer. Es una sensación rara de explicar, pues es una ansiedad positiva y negativa a la vez, ya que me moría de ganas de verte y esa misma razón me estaba matando. Tu no apareciste, no supe nada de ti esa noche, pensé en llamarte o mandarte un whatsapp… algo informa, el típico mensaje ridículo sin sentido de un buen amigo algo pasado con las copas para desviar la atención de que detrás de esas palabras se escondía un chico borracho que temblaba como un flan por verte, Al final, decidí no hacerlo, pensé que seria demasiado evidente, no me quiero convertir en el amigo pesado de turno, o en el baboso que no te deja en paz por whatsapp. Simplemente quiero que nos encontremos en la normalidad de nuestras vidas y que como en nuestra rutina habitual las sonrisas y las miradas vengan solas, pero esta vez quiero ir mas allá, por eso me da rabia no haberte visto, por que creia que esa era la noche, la noche que llevo esperando tanto tiempo, una noche mágica y especial que desde el principio nos marcaba el camino hacia algo nuevo y distinto. Un 27 de octubre, caluroso, místico y mágico, que tenia todos los ingredientes, pero al final, me falto el mas importante y maravilloso de todos, TU.