Ahora vivo en una especie de isla en la carretera, un poco como un pueblo. Aquí también viven los perros más ufanos del mundo.
Mi tía, la que más cerca está de nosotras, piensa que estoy mal de la cabeza y seguro solo puede ver que es un lugar pobre. Solo a ella le permito recordarme -repetidamente- que "piense primero en mi hija", como si fuera una adolescente que no tiene idea de lo que está haciendo. Vale. Ajá.
Yo veo la vida que quiero. Mi cultura, valores, principios y expectativas, no son los de mi familia de origen, ni los de mi familia extensa, ni los de otros; son los míos y los de personas como yo, que tampoco somos nada más tres. Desde ahí, esto en lo que estoy es bueno. Todo pinta bien.
Por ahora no tengo Internet en casa, pero ya me las arreglaré.
Hace mucho que no me sentía tan en mi sitio. Es importante para mí.
Silvia Parque