Se podría discutir sobre la infinidad de causas que hacen que una generación sea peor que la anterior. La principal es que los padres son víctimas a medias de ellos mismos y de una sociedad que les impide educar a los hijos.
Ya no se educa, ni bien, ni mal, simplemente no se educa. Por que arrancar el tiempo en un millón de actividades imprescindibles, no dejar pensar en nada que no sea urgente y narcotizar con publicidad endemoniada es el mejor modo de que el consumo sea la única finalidad de la vida.
El viernes cerca media noche, al regresar del último paseo con mis perros había varios niños, de alrededor de 8 años, que en lugar de estar durmiendo o incluso jugando inocentemente, estaban en entretenida tertulia despellejando como cualquier mariñas aburrido a sus conocidos. Al pasar me dejó helado oírle decir a uno de ellos, con una vehemencia difícil de describir:
...yo es que tengo una niña de mi clase que la tengo un ascazo y una envidia...
Analicemos la fase... No, mejor no la analicemos. Está claro que si un niño de esa edad ya se desenvuelve con naturalidad entre el odio y la envidia, al sumarle años todos esos defectos se acrecentarán y se convertirá, salvo giro imprevisto, en un cabestro de provecho para sí mismos y un ladrillo más de una sociedad inservible.
Puede que hayamos pasado el punto de no retorno y que esta sociedad sólo necesite unas décadas, las suficientes para que estos niños se conviertan en adultos, para que ésta salte por los aires carcomida por los desmanes que provocan la falta de respeto, la codicia, el egoísmo, la violencia y la estupidez.
keagustitomekedao