El champagne de la gloria tiene dueño en el US Open. Es Novak Djokovic, que le ganó a Rafael Nadal por cuatro sets en la final. Su primer título en el Abierto de EE.UU. estira su saga magnífica de la temporada, en la que también se quedó con Australia y Wimbledon. Y el césped legendario, precisamente, fue testigo de la otra pasión de Nole. ¿Cuál? El fútbol. El serbio, conocido hincha de Milan, movió la bola con sus ayudantes antes de un entrenamiento. A un toque con su pierna izquierda, se dio el gusto de jugar al loco. Y este fanatismo, incluso, lo llevó alguna vez a los micrófonos. Este año, vio la definición de la Champions y dejó su sentencia: “El Barça es el mejor equipo que vi en mi vida”.