Escritor: Anónimo
Recopilación y autor introducción: Mario Conde
El Tao, del que ‘hay quien ha dicho que el libro se puede leer en media hora o … en media vida’.
Este es uno de esos libros que inmediatamente después de oír hablar de él, corrí apresuradamente en su busca.
Supe al instante, que si quería leer el conocido libro del Tao, iba a decidirme por éste. Tengo que reconocer que ya tenía una versión, y me había desencantado un poco al ver que había otras muchas versiones. Mario Conde habla incluso de 80 traducciones de este texto clásico. Así que cuando supe del afán coleccionista de Mario Conde de versiones de este libro, y que finalmente ha realizado la plasmación de tres de ellas en este libro, me dije: ¡esto me interesa¡, esa confrontación de 3 versiones en la misma página, para captar una idea. Es un trabajo útil, y es lo que Mario Conde nos da.
Mario Conde titula su libro:‘La Palabra y el Tao’ porque citando a Zuangzi: “La palabra sirve para expresar la idea; comprendida la idea, olvídate de la palabra”. Por eso, es fantástico estas tres versiones juntas. Dice Mario: ‘El libro, lo escrito permanece inalterable; lo que varía es el lector, y con él aquello que el libro transmite, porque nada entrega el texto, sólo aquello que somos capaces de extraer de sus líneas, párrafos y páginas'.
Este libro tiene además en esa introducción que Mario Conde realiza y que antecede a las 3 versiones del Tao, unas reflexiones, explicaciones y citas que no se pueden pasar por alto, todas ellas en sí, ya merecen la pena. Como lo curioso de que en la lengua china no se conjuguen los verbos, sus verbos carecen de pasado y futuro, sólo presente, porque es que ‘el único sentido real es el presente’.
También la referencia a un libro del matemático y filósofo francés y también metafísico, René Guéron, que intuyo me va a atrapar, el de, ‘Sufismo y Taoísmo’, y es que dice Mario Conde que después de leerlo, nada volvió a ser lo mismo, ‘el mundo había penetrado dentro, eso que se suele significar afirmando que pasó a formar parte del torrente sanguíneo. Aquello que no se incorpora al torrente sanguíneo no crea verdaderos niveles de conciencia’, y eso me hace recordar una de mis frases favoritas, la que dijo Sócrates, de que ‘el verdadero conocimiento proviene del interior’.
Voy a terminar esta entrada con una reflexión que hace Mario Conde y de la que no puedo estar más de acuerdo, que la observo a diario, en los demás y en mí misma. Es un proceso que a mí particularmente me hace estar alerta, y es éste: ‘Tengo la impresión de que si ante un dilema, no percibes de modo instantáneo lo que es justo, correcto, adecuado, moral o cualquier otro vocablo al uso (lo que yo definiría más simplemente como lo que es), sino que para alcanzar esa meta debemos razonar, entonces tengo la sensación de que esa actitud se debe a una confrontación interna en la que la parte peor de nosotros mismos trata de construirse una coartada para justificar una acción determinada’...... y yo también.