Revista Literatura

La paliza

Publicado el 09 febrero 2012 por Netomancia @netomancia
Como si la paliza no fuese suficiente, Benito levantó del suelo un ladrillo y se lo arrojó a la cabeza. Le dio de lleno, abriendo un surco en la frente del otro. La sangre dibujó una hoz en el piso, casi un presagio de futuro.
Su mirada ciega lo absorbía todo. Resoplaba por el esfuerzo y sus dientes chirriaban con saña. La muerte se estaba consumando, podía sentirla. Arrojó un puntapié al cuerpo malherido de su oponente haciéndolo rodar hasta el otro lado de la calle.
La cabeza chocó contra el cordón de la vereda opuesta y parte del torso se empapó con el agua estancada. El sonreía y avanzaba cansinamente hasta su contrincante. Nadie encendía las luces en el interior de las viviendas, pero sabía con certeza que estaban allí, observando entre los pliegues de la ventana con solemne morbosidad.
- Vamos, a ver si ahora podés, dale, probá ahora, dale, probá te digo - le gritaba con fuerza a la figura tendida en el suelo.
No obtuvo respuesta alguna y entonces, soltó una carcajada. El cuerpo tendido sobre la calle gimió de dolor. El barrio siguió en silencio, espiando en la penumbra. El vencedor comenzó a alejarse lentamente. Se iba riendo y no era para menos. Detrás había dejado golpeada y dolorida a la maldita muerte, que sin previo aviso, había ido esa noche por él.

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