Lo di todo: alma, carne y hueso. Y ciertamente de ella recibí todo aquello nuevo para mí. Las esperanzas alimentaron mi ser e iluminaron mi vida.
Pasamos los mejores momentos. Vivimos las más bellas historias. ¡Una historia interminable llena de amor y fantasía!
Pero, ay, entonces las nubes oscurecieron el semblante del cielo y la luna y el sol murieron tras el velo negro.
¿Y qué se podía esperar de mí? Un simple velero cuyo capitán ha abandonado el viaje. Un espejo que únicamente se le recuerda como tal por su marco de oro. Un ave que ha perdido la facultad de volar.
¿Qué esperan de mí? ¿Qué espera ella? ¿Por que palabras tan crueles a un corazón ya dañado? ¡Tú sí fuiste quien quise tener a mi lado!
Pero ahora la suerte no me ha acompañado, pues mientras yo lloro ella goza en su felicidad.
Pues ella está en sus brazos, y yo en mi soledad.