Revista Diario
La Pascua: Simbolismos de renacimiento en la planta de maíz
Publicado el 14 junio 2014 por Mauriciojaviercampos @mauriciojcamposHace varios años investigué los paneles de las ventanas de una iglesia protestante y sus simbolismos de renacimiento. De esta investigación surgió la conferencia Los masones y los templos del siglo XX.
De todos aquellos símbolos que salpicaban los vitrales, comento algunos aspectos de la Pascua, en este caso simbolizada por una planta de maíz.
Advierto que el tema transita entre la delicada línea que separa el espíritu crítico y la idea de religiosidad, asumida esta última como la apropiación y asimilación de los símbolos paganos a los dogmas en proceso de institucionalizarse dentro de las nacientes iglesias de la época, y para, finalmente, fijarlos sin discernimiento previo en el ideario de la comunidad.
Una fecha crucial se presenta hacia el año 325 d.C., con la celebración del Concilio de Nicea, y la aceptación del Cristianismo por parte de Constantino como religión oficial del Imperio Romano por aquella misma época.
Una decisión política que iba en detrimento del Mitraísmo (en el cual se involucraba el culto al sol) practicado por el ejército.
La palabra pascua significa paso: en este caso, el paso de la muerte a la vida a través de la resurrección, indicada por los cambios estacionales de la Madre Naturaleza.
La planta de maíz con forma de útero simboliza la fertilidad. “El estudio del útero (...) es también la ciencia de la génesis del mundo” señala Jung. La mazorca, con la forma de la vasija alquímica y el falo, contiene, y aquí cito nuevamente a Jung, “los preciosos frutos de la tierra, como símbolo creador y manifestación de Dios como principio de gestación y desarrollo”.
En la antigüedad las plantas sagradas eran el símbolo de la iniciación y la iniciación misma simbolizaba la resurrección o la vuelta a la vida y la inmortalidad del alma.
Se llama neófito, que significa recién nacido o nueva planta, a aquel que acaba de ser iniciado.
El símbolo de los neófitos también es el águila, ya que por el bautismo se elevan a una nueva vida. Sostiene Fulcanelli: “Hacer volar el águila significa (...) hacer salir la luz de la tumba y llevarla a la superficie”.
Dice el Diccionario Masónico que, cuando se inmolaba en la época de la resurrección anual el cordero pascual “es porque ese emblema representa el sol primaveral cuando a su paso por el signo de Aries”, que alude al punto vernal y está representado por el cordero, aunque de esto hace ya 2.000 años y el punto vernal ya no está en dicha constelación, “se convierte simbólicamente en el cordero reparador de los males del mundo, es decir, que viene a reparar los males producidos por el invierno”.
Agrega Lavagnini: “La pascua corresponde al equinoccio de primavera”, esto es en el hemisferio norte, “cuando ingresa el sol en Aries”, o sea, el signo de Agni o fuego, y el Agnus Dei o Cordero de Dios, “y se celebra (...) la pasión”, pascua o pasaje, “muerte y resurrección de Nuestro Señor, el Sol invicto, vencedor de los meses invernales (...)”. Entonces se encendía el fuego sagrado, símbolo del ascenso del sol y de la vida renovada de la naturaleza.
Con respecto a ideas tan difusas, como la ya mencionada inmortalidad del alma, o el Gran Arquitecto del Universo y su asociación deísta, y también el uso de la Biblia o Libro de la Ley Sagrada, incorporadas con o desde un trasfondo de religiosidad, han sido causa de serias disputas entre las diversas Masonerías existentes desde el siglo XVIII.