La Percepción

La interpretación de los eventos varía dependiendo de quién perciba y del objeto a percibir. En la percepción están nuestros sentidos como intermediarios. De una manera simple se puede estructurar el proceso perceptivo en tres partes: (1) el objeto a percibir, (2) los sentidos que actuan como receptores o filtros  y (3) el perceptor que recibe. En un primer momento los sentidos los podemos entender como meros sensores. Desde esta premisa la lógica podría ser: percepción del objeto con los sentidos + la interpretación, igual a una acción sobre lo interpretado. Ahora bien, la interpretación depende de infinidad de factores(estado de ánimo, experiencia acumulada, nivel de inteligencia emocional, etc.) y todo ello normalmente se adecua a un proceso en el cual interviene la mente o el pensamiento para traducirse en una expresión exterior. Es decir, la mente, las emociones, las pulsiones y los deseos suelen intervenir en el resultado creando un producto abigarrado muchas veces difícil de interpretar.

Toda nuestra perspectiva puede cambiar, por ejemplo, si sentimos miedo: vamos por la calle, hace un día maravilloso, echamos mano de nuestro bolsillo y la cartera no está. Toda nuestra forma de ver hasta ese momento se torna, primero en susto, luego el pensamiento reacciona con una mirada al trayecto y recuerdas que te la has dejado en la mesíta de tu habitación; 
Limpiar la Percepción y aprender a obtener una respuesta directa desde la conciencia: la acción natural y espontánea.

el corazón todavía acelerado recobra el pulso y empiezas a sentir un sofoco. La situación diaria ha cambiado en unas décimas de segundo fruto del miedo. La percepción pasa por el filtro mental cuando nos podríamos ahorrar ese susto si nuestra percepción estuviese afinada. Lo mismo ocurriría, en cualquier caso, si no nos dejaramos inundar como en este ejemplo por el sistema emocional.

No advertimos que la mente y las emociones sean contaminantes en la percepción, simplemente advertimos la posibilidad de que en multitud de ocasiones el yo no es fiable como perceptor. ¿Cómo podemos esclarecer la situación para mejorar la respuesta de acción? La complejidad es de tal magnitud que para resolver la cuestión muchas disciplinas entran en conflicto. Nosotros proponemos como solución una respuesta directa y natural sin que intervenga de manera dominante el yo. Expresado con más propiedad, sería educar al “Yo” para que su función sea secundaria o sin apropiación. La respuesta debe de ser una acción espontánea, que se exprese con naturalidad a través de lo que sucede en cada momento. Esa acción procede del “Conocimiento Interior”. Por consiguiente, debemos madurar el ego para que sea integrado en la percepción de forma adecuada.