Y por fin la recompensa a tan larga espera en solitario y en casi absoluta oscuridad. En una de las exposiciones de la Vía Láctea sobre las ruinas del cortijo vi un rápido destello cruzando un trozo de cielo, y afortunadamente ese instante fue captado por mi cámara. Tras esta foto recogí los bártulos y de vuelta a mi alojamiento. Por el camino me topé con dos zorros. Uno de ellos me observaba con sus brillantes ojos desde una cuneta. El otro aún corrió delante del coche unos metros hasta apartarse de la carretera. Fue una gran noche.
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Fernán Pérez – Níjar, Almería.
[EXIF]