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La plaza de la Trinidad de El Campello y su parque
Publicado el 22 enero 2012 por Ninosenmochila @ninosenmochilaAyer, en El Campello, hacía una mañana fantástica para pasear, pero cómo teníamos que hacer cosas en casa no podíamos alejarnos mucho de casa. Así que Marco y Carla cogieron sus bicis y nos acercamos al parque que tenemos cerca de casa, en la plaza de la Trinidad. En ella se desarrollan las actividades de las fiestas de nuestro barrio.
Es una plaza no excesivamente grande, pero lo suficiente para que los peques jueguen un rato mientras los mayores tomamos el sol sentados en los cuatro bancos que la rodean. Tiene un pequeño parque infantil vallado para que no entren animales (cosa que antes sí pasaba y hacían sus necesidades donde estaban los niños jugando). El parque es de los que tiene el suelo de goma. Hay un columpio, unos balancines y un tobogán. Y siempre está lleno de niños en las horas punta.
Sobre todo se llena a la hora de la merienda o del aperitivo, ya que frente al parque hay un par de bares y muchos padres y madres dejan a los niños jugando en el parque mientras se toman algo en las terrazas. Entre el parque y los bares hay una pequeña carretera por la que casi no pasan coches así que a los niños más grandes los puedes vigilar desde allí. Los míos aun son pequeños, sobretodo Carla que tiene 2 años, así que nosotros nos sentamos en los banquitos de la plaza que me da más seguridad. De esta forma los controlo mejor y ellos no tienen que cruzar la calle para venir donde estamos nosotros.
Es suelo de la zona infantil está un poco sucio a causa de los arboles que lo cubren. El par de arboles que hay junto al parque (que no se como se llaman) son tan grandes que siempre hay sombra en la zona infantil, así que los columpios nunca queman, pero por causa de esto mismo caen hojas y los pequeños frutos. Así que la zona da sensación de que esté sucia por esto.
Nos acercamos un ratito. Carla intentaba una y otra vez subir sola al tobogán, cosa imposible porque es de los que tienen escaleras para mayores y hay que ayudarla a subir. Pero ella, cabezona, insistía una y otra vez buscando la manera de poder hacerlo sin ayuda. Marco mientras tanto intentaba controlar la bici por la plaza. Que aunque hay un cartel de prohibido jugar a la pelota e ir en bici los niños siguen haciendo ambas cosas (siempre de forma controlada) y a los vecinos les parece bien.
Luego nos fuimos al descampado, que cerca de mi casa aún hay algo de campo, y allí Marco se puso a correr con su bici mientras nos enseñaba sus "caminos secretos".
Fue una vueltecita corta, pero al menos nos dio a todos un poco de sol de invierno antes de ponerme a preparar la comida. Que parece que no, pero se agradece.
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