Revista Diario

La postal del lago que cruzó un océano

Publicado el 09 octubre 2015 por Rocío @catpeoplees

Postal del lago que cruzó un océano

Hace más o menos cuatro años que recogí esta postal de un globo rojo que vino volando hacia nosotros en Alemania. Estábamos viajando en coche por el sur del país y acabábamos de atravesar la Selva Negra. Paramos en el lago y vimos cómo por el aire subían unos globos ladera arriba. Nos acercamos un poco hasta que uno de ellos nos alcanzó.

Creo que hacía un buen día y estaba atardeciendo. Luego todas nos sentamos al borde del lago y, mientras en el cielo las nubes se volvían algodón de azúcar, en el agua, estática y plata, una familia de gansos tomaba el último baño del día.

Alemania 2011

Fue en el Bodensee, que divide y comparte sus aguas con tres países: Alemania, Austria y Suiza. Por esta tricotomía y porque al lago también se lo conoce con el nombre de Lago Constanza me pareció una bonita señal de que aquella postal debía conservarla y guardarla conmigo en el viaje.

Postal Doro Mönkemeyer y Oliver Mönkemeyer

Querría haberla enviado a nuestra vuelta a España, pero por algún motivo la guarde durante mucho más tiempo conmigo; tanto, que acabó cruzando el Atlántico dentro de un cuaderno y entonces pensé que sería una buena idea enviarla desde tan lejos. Tres años después.

Son los viajeros los que normalmente eligen las postales y los destinatarios, pero esta vez fue la postal la que no eligió a nosotros; pertenecía a una pareja de recién casados que celebraba su boda unas cuantas casas ladera arriba aunque nunca llegamos a verlos. Tenía una pequeña pegatina blanca arriba, en Alemán. Venía con la dirección fija y sus nombres escritos en el reverso: Doro y Oliver MönkemeyerMarkdorf.

III.

Montevideo 2014

Pasamos más de seis meses en Montevideo, y hasta el penúltimo día no envié la postal desde una oficina de correos Uruguaya situada en la planta baja del Hospital de Clínicas de Avenida Italia; aquel donde te pincharon porque te pusiste malo con mucha fiebre a los dos días de llegar a la nueva casa; aquel donde una anciana en la sala de espera me dijo que ella también era de nuestro país pero que hacía más de 50 años que estaba allí y que nunca regresó; aquel donde siempre había que hacer cola para sacar dinero o para recargar la tarjeta del ómnibus; al final lo hice.

Postal Doro y Oliver Mokmeyer desde Montevideo

Madrid 2015

Ahora ya ha pasado más de un año y pienso que hay veces en las que escribir es como lanzar una botella al mar. O un globo a las nubeshurgar en el pasado. Las palabras pueden flotar en el aire durante años. O puede que con el tiempo se transformen en silencio. O puede que nos olvidemos para siempre. Las cosas pueden no cambiar nada o haber cambiado tanto que acaban pareciendo las mismas de toda la vida.

Ahora puedo imaginar el avión de Otto el piloto atravesando una tormenta de nieve en el Polo Norte y creer que allí entre la nieve, se perdieron todas las postales.

También que la postal llegó a Doro como a Lilly Taylor en Cosas que nunca te dije, y provocó una reacción de tristeza en cadena porque ya no está con Olli y en la tienda tampoco había Helado Choco Choco Chip.

O simplemente pensar que una carta ahora sería capaz de conectar dos mundos o unir los restos de un naufragio. En la luna.

Postal del lago que cruzó un océano


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