La lucha siguió, pero el cansancio venció al cazador quien solo dejo ir a su asustada presa. El pequeño venado salió corriendo, saltando hasta desaparecer en la distancia.
El frustrado cazador vio cómo se alejaba su cena – Demonios, tan fácil que se veía en la televisión – Se decía lamentándose, mientras se iba quitando el disfraz de leopardo que había rentado, para ir a ese zoológico para niños en el que se había colado.