Soñaba todas las noches que una presencia se acercaba a su cama y se le sentaba al lado. Despertaba sobresaltado, temiendo que al abrir los ojos, aquella cosa estuviera ahí.
Pensó que podía ser la habitación, que algo le ocurriera al lugar. Durmió en el sillón del living y le sucedió exactamente lo mismo. Esta vez no se sentaba al lado, sino que se apoyaba en el respaldo.
El miedo lo llevó a no poder cerrar los ojos y temblando en la oscuridad sucumbió al espanto. Por la puerta ingresó esa sombra para internarse en su alma y nunca más salir.