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La primera maquina expendedora de la historia

Publicado el 22 agosto 2011 por Yayo @eliaio
¿Cuanto tiempo ha pasado desde que se inventó la primera máquina expendedora?. ¿Cincuenta años?, ¿cien?, ¿un par de siglos?. Estas respuestas no se merecerían ni tan siquiera un "¡Casiiiii!". La respuesta correcta es un poquito mayor: 2.000 años. En el primer siglo de nuestra era vivió un polifacético ingeniero y matemático griego conocido como Herón de Alejandría. Desde el punto de vista teórico aportó grandes descubrimientos a las matemáticas, a la geometría y a la geodesia (medición de la tierra y de grandes distancias dentro de ella). También creó multitud de artilugios prácticos, como una rudimentaria máquina de vapor llamada eolípila (1.700 años antes de Watt), la famosa fuente de Herón que se rellenaba ella sola y otros muchos que han sentado las bases de modernos inventos. Pero también dedicó su prodigiosa mente a elucubrar ingenios para los templos dedicados a los distintos dioses. Con sistemas de calderas de agua y contrapesos conseguía que las puertas se abriesen y cerrasen solas y que sonaran misteriosamente instrumentos musicales sin que nadie los tocara. Y entre estos inventos está nuestra protagonista de hoy:
Maquina expendedora de agua bendita de Herón de Alejandria
Este curioso aparato no es mas que una máquina expendedora, y ¿que era lo que expendía? ¡Agua bendita!. El devoto fiel se acercaba al aparto y depositaba una moneda de dos dracmas en la ranura (A), ésta caía sobre la plataforma (R) y por su propio peso la hacia bajar, subiendo el cable (P) que destapaba el tapón (parece que G), así caía el agua en el vaso del creyente (por M). Conforme se iba inclinado la plataforma (R) la moneda resbalaba, hasta caer en el fondo, con lo que la plataforma volvía a su sitio y empujaba el cable (P) que volvía a cerrar el tapón. ¡Es tan ingeniosamente sencillo que resulta bello! Hasta 1883 no se volvió a ver una máquina expendedora que funcionase y fuese económicamente viable. Fue en Londres y vendía tarjetas postales. Cuando tengáis una urgencia, ya sea alimenticia, beberdicia, nicotinesca , o ... de otro tipo, espero que os acordéis de este genio que hace ya veinte siglos puso los cimientos para esa máquina que, previo pago de unas monedas, os va a sacar del apuro.

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