Siempre había escuchado que la primera vez era un desastre, que no salía bien, que hasta que no lo habías repetido muchas veces no le encontrabas el gusto, ¡que dolía! Pues bien, he de decir que todos los que repiten esto están equivocados, muy equivocados.
Hoy ha sido mi primera vez, mi primera Feria Internacional del Libro en Miami, Florida, y ha sido una experiencia fantástica. No sólo no ha dolido, sino que me ha llenado de alegría y la he disfrutado tanto como un catalán pueda disfrutar de las cosas buenas que le pasan, sabedor en todo momento de que se van a acabar. He tenido la fortuna de conocer en persona a los que hoy han sido mis compañeros de mesa, Daniel de Córdova, Mar Andrés y Marlene Moleón, con quienes hemos intentado explicar a la audiencia en qué consiste ser un autor Indie, y a los que ya tenía el gusto de conocer por medio de las redes sociales.
En pocos días colgaré el enlace del vídeo de la charla, pero quería hacer un pequeño resumen de lo que ha significado para un autor novel, como yo, el participar en una experiencia como ésta. Por cierto, la organización de la Feria, impecable. El día ha comenzado pronto, pues a pesar de que la charla era a las 11:30 am, mi familia y yo hemos accedido al recinto ferial a las 10. Enseguida nos han indicado donde estaba la sala para autores, un lugar en pleno College de Miami en el que habían dispuesto mesas con ordenadores y áreas de descanso para que nosotros, agotados autores, matáramos el tiempo entre actividad y actividad. Me hubiera gustado encontrarme a Junot Díaz, que tenía una charla un rato después nuestro, pero en su lugar me he encontrado con un desayuno digno del buffet del mejor hotel, y del que he visto a autores dando buena cuenta para que tanto esfuerzo no se echara a perder. La verdad es que algunos de los que he visto esta mañana, si escriben como comen, deben sacar al mercado entre doscientas y trescientas novelas por año.
Al cabo de unos minutos de observar el terreno, intentar reconocer a alguno de los autores que pululaban por la sala, sin éxito, y no saber qué hacer con mi mochila, han aparecido Marlene y Mar. Una alivio, porque Marlene, lugareña, se movía por el lugar como pez en el agua, lo que nos ha ayudado a matar un poco la incomodidad del visitante en casa ajena. No ha tardado en unirse al grupo Daniel de Córdova, con quien hemos recorrido los escasos metros que nos separaban del salón en el que habíamos de pronunciar nuestra charla.
El tema versaba sobre los autores independientes, y el pacto de intervenciones había sido pactado de forma que cada uno de nosotros tuviéramos unos diez minutos de tiempo, a fin de poder explicar lo que queríamos comunicar, y dejar un breve espacio a las posibles preguntas de los asistentes. He de reconocer que lo primero que me preocupaba era la asistencia, saber si realmente alguien podía pensar que lo más interesante a hacer en un domingo en Miami era venir a vernos, y he de decir que sí, que además de la familia, habían lectores y otros escritores que se han acercado hasta la sala para escuchar nuestras historias.
Ha abierto Marlene, con una explicación del fenómeno Indie, lo que significa ser un autor independiente, el cambio que está viviendo la industria, y algunos ejemplos de éxito dentro de estos autores. Marlene había preparado una proyección que acompañaba a sus palabras y que nos ha hecho compañía desde la pantalla lateral.
Ha seguido Mar Andrés, encantadora, con un discurso bien tramado, preparado de antemano y escrito en modo guión para que ninguno de los conceptos que tenía previsto comunicar se quedaran en el tintero de las palabras no dichas. Un discurso que ella misma nos había confesado que había hecho y rehecho, e incluso cronometrado, varias veces antes de atreverse a recitarlo en público. Durante un buen rato no he dejado de mirar sus hojas de refilón a ver si en algún lugar encontraba eso de “fin de la cita”.
Tras Mar ha llegado mi turno, y por supuesto no llevaba nada preparado, ni guión, ni material visual, ni siquiera una idea de lo que quería decir, o de lo que querían escuchar, pero por fortuna, justo cuando ha sonado la campana que iniciaba el round, ha aparecido ese personaje que me abduce en situaciones como ésta, se ha adueñado de mi persona, del tiempo, del micrófono, y ha comenzado a soltar una verborrea de la que no recuerdo ni una palabra, pero que ha despertado atención y más de una carcajada entre la audiencia. Por desgracia parece que todo ha sido grabado y se podrá ver vía Youtube para mi vergüenza y escarnio.
Y por fin ha cerrado la charla Daniel de Córdova, un cineasta venezolano que tuvo que huir de Caracas con una mano delante y otra detrás, animado por el régimen de Hugo Chávez, y que tuvo que dejar su ópera prima, La estrella de David, recién filmada en el país bolivariano. Una película, por cierto, en la que invirtió todo lo que tenía y de la que le devolvieron apenas unos jirones. Daniel, bien armado con documentos y ejemplos gráficos, ha explicado las diferencias entre un guión de cine y una novela (no he podido dejar de pensar en mi querido Albert Salvadó), y nos ha hecho pasar un buen rato con alguna de sus anécdotas.
Después han venido algunas preguntas, firma de libros, y fin del minuto de gloria. Pero ese minuto ha quedado grabado en el camino como las estrellas en el paseo de la fama, que sin importar quién las pise, no dejan de brillar.
No quiero cerrar este artículo sin agradecer de todo corazón a Marlene Moleón, presidenta de Eriginal Books, su mediación para que fuera invitado a la feria, y felicitar también, amén de agradecer su trabajo, al personal de la Feria, Mariela, su equipo, y toda la organización.
Próxima parada, Miami.