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La prostitución: Las diferentes caras de un mismo problema o, cómo evitar ese problema mirando hacia otro lado

Publicado el 07 septiembre 2009 por Teremolla

Llevo unos días leyendo en la prensa la situación en que se encuentra la zona del mercado de la Boquería de Barcelona y de cómo las trabajadoras del sexo ofrecen sus servicios en plena calle y la verdad es que estoy indignada ante el tratamiento informativo que se le está dando a este tema.
De entrada es un tratamiento totalmente machista, misógino y ofensivo hacia esas mujeres, que como muy bien dice alguna de ellas, no está realizando ese trabajo por placer sino por necesidad en el mejor de los casos.
El enfoque que se da a esta noticia es el de las molestias al vecindario y el de las conductas anticívicas en la calle. Ninguno de los dos argumentos utilizados son, en absoluto discutibles. Pero lo que ya es discutible es el hecho de que se ponga el acento sólo en las mujeres. Y me explico.
Las mujeres que allí se encuentra y, como decía anteriormente, en el mejor de los casos son mujeres a quienes la necesidad las ha llevado a ejercer la profesión más antigua del mundo, pero estoy segura de que hay muchas más que están en esa situación como esclavas sexuales de las mafias que las han traído y llevado para su explotación sexual. O dicho de otro modo un poco más fuerte para tenerlas como esclavas sexuales.
Pero resulta que los medios no dicen ni una sola palabra sobre este tema, sólo tratan esos dos argumentos que nombraba antes.
Sigo. No se habla tampoco en ningún momento de los clientes que también son parte activa en la ecuación oferta-demanda de este negocio negro, perverso y doloroso para las mujeres y que mueve millones de euros. Los puteros utilizan los servicios de las trabajadoras del sexo para satisfacer su deseo sexual, no como necesidad como están abocadas ellas a realizar su trabajo. Es una diferencia, un matiz importante.
Además, cuando se les da la voz a ellas por parte de quienes ejercen de reporteros, se hace de una manera un tanto amarillista y sin apenas profundizar en sus verdaderas historias más allá de, como ya he insistido, del mejor de los casos en que tengan que trabajar para comer, como cada persona trabajadora.
Las trabajadoras del sexo, son utilizadas como esparcimiento por parte de los clientes, son usadas como un pañuelo de papel de usar y tirar, y ese acto contiene miles de reminiscencias de dominación, de posesión y un largo etc. de herencias y rasgos de carácter androcéntrico que arrastramos como sociedad que somete y humilla a las mujeres e incluso las mata, en cada ocasión que se tiene.
En ningún momento se las trata como seres humanos libres que es lo que realmente son o deberían ser. Son tratadas en demasiados casos, peor que muchos animales. Se las niega la voz y además se las criminaliza como la causa de miles de problemas de, siendo de carácter social y colectivo, nadie se atreve a solucionar o como mínimo a intentarlo.
Son las víctimas del sistema androcéntrico, como todas las mujeres en general y además son víctimas también de las administraciones que las culpabilizan de los abusos que sobre ellas ejercen otros en diversas formas. Aquí no se puede aplicar aquella máxima de que las administraciones velan por la protección de las personas más débiles. En este caso, el propio sistema las culpabiliza, las rechaza, las obvia, les quita la voz y además las deja en la más absoluta indefensión al no tomar decisiones sobre su situación.
¿Hasta cuando se van a quedar en esta situación?, ¿Hasta cuando los diferentes legisladores dejarán de mirar a otro lado y tomarán las decisiones que sean necesarias para proteger los intereses de unas mujeres vejadas y sin derechos?, ¿Hasta cuando esta profesión, según dicen la más antigua del mundo dejará de ser estigmatizada socialmente con el único fin de seguir maltratando a las mujeres que se dedican a ellas y poder seguir utilizando de ese modo un estereotipo más para la subordinación ( o al menos el intento de la misma) del conjunto de las mujeres?
Creo que en los albores del siglo XXI sería un buen momento para tomar las decisiones necesarias para regular de alguna manera la protección de este colectivo maltratado a lo largo de la historia.
Ben cordialment
Teresa

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