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La pureza del alma

Publicado el 06 enero 2011 por Quiquec
Una voz femenina de entonación metalizada resonó en la habitación.Iniciando prueba numero 14085
La única persona que permanecía en el laboratorio a esas horas del amanecer era un hombre de bata blanca, quien poco a poco, centímetro a centímetro, inclinaba su cabeza adelante y entrecerraba sus parpados. Para el momento en que él se dio cuenta de que empezaba a dormirse, en realidad, ya estaba dormido, se encontraba sumido en un extraño estado, en el cual aún tenía la conciencia para hablarse, para decirse a sí mismo que estaba durmiéndose en el trabajo y también para construir lentamente otro mundo, construía la realidad de sus ideas sin olvidar que estaba en otro lugar al mismo tiempo, pero diluyendo su conciencia en las aguas de su mente de manera inevitable, como una gota de tinta que se diluía en un frasco de alcohol, de modo que termino navegando en un sueño profundo que se hacía y deshacía de su realidad circundante. Él escuchaba su voz entre sueños, realmente no había diferencia alguna entre pensar las palabras o hablarlas, en aquel momento o cualquier otro, decir las cosas o pensarlas venía a significar lo mismo para Andrew.Entonces solo soy un hombre, un nombre, un código o un numero, si no soy eso, entonces seré definido por lo que hago, lo que viene a ser igual, un numero ahora y mañana otro. En este instante puedo ser catorce mil ochenta y cinco, y aun lo sigo intentando, si no funciona quizás pasado mañana seré otro número, otra idea, otro postulado, otra teoría o ciencia, y lo seguiré intentando, a lo mejor soy un intento, que intenta explicar lo inexplicable.—Andrew, ¿Cuántas vidas has pasado encerrado aquí? —pregunto una voz que no provenía de ningún lugar en especifico, una voz humana, que solo podía ser del mismo Andrew, pero se sentía ajena a él. —Cuántas vidas, cuantas no lo sé, fueron muchas, de eso no hay duda, muchas vidas perdidas en mi búsqueda. Algunas las perdí al lado de hombres sabios, algunas otras al lado de filósofos, también estuve al lado de dios, al lado de la luna y del sol, al lado de números reales e irreales y a lado de instrumentos mágicos, pero la verdad es que ya no recuerdo cuántas vidas dedique a quien sabe cuántas cosas, ya no lo recuerdo. Por último se que estoy aquí, a tu lado ya no sé cuántas vidas, eres una maquina pero no eres peor compañía que ninguno de ellos, por cierto, tampoco eres mejor. Resultado Prueba 14085. Negativo
—Te lo preguntare de nuevo, qué esperas encontrar aquí —planteo voz la distante. —Sabes lo que busco —respondió el científico.—No lo sé.—Lo sabes pero no lo entiendes, una maquina no puede entender.—No, no puedo, pero tú tampoco, Andrew, tú eres como yo, aún no te das cuenta pero en cierto sentido somos iguales —explico la voz, que se mostraba ajena y familiar al mismo tiempo.Iniciando prueba numero 14086
—No te das cuenta que falta algo, tú no puedes notarlo. Pero las personas se dan cuenta, las personas nos damos cuenta quise decir, siempre nos falto algo —dijo el científico con un ligero tono de desprecio para su interlocutor.—¿Por qué crees que les falta algo, catorce mil ochenta y seis? —pregunto la voz.—El porqué carece de importancia, me interesa saber qué pasa y cómo arreglarlo, nada más y nada menos. Haces preguntas muy irrelevantes para ser un maquina.—Tal vez tú eres la maquina —Respondió la voz.   —Entonces tal vez suceda que tú eres una persona, sabes muy bien que no hay nada dicho, pero por algún motivo creo que eres persona y maquina al mismo tiempo, y yo también lo soy, es más, me atrevería decir que somos la misma máquina y la misma persona, sencillamente porque tú eres yo —explico Andrew con premura.El apuro que Andrew mostraba en sus últimas palabras se justificaba porque en el mismo momento en que presentaba sus planteamientos él podía sentir como la vigilia se acercaba, ordenando aceleradamente sus desvaríos hacia abruptas conclusiones, poniendo, nombres a la voces y pintando con una brocha de razón las cosas que sucedían realmente, para convertirlas en ideas de lo que fueron en algún momento.Lentamente sus pensamientos retomaron rumbo de realidad, Andrew se dio cuenta que soñaba, no abrió los parpados pero se dio cuenta de lo que le sucedía. Con lentitud dejo que la luz entrara a sus ojos, sintió su rostro incomodo apoyado en las teclas del ordenador, las cuales nunca fueron un buen lugar para dormir, eso él lo sabía muy bien.  Resultado prueba 14086. Negativo
El científico se incorporo en su asiento, con ambas manos se masajeo el cuello y después se llevo el pelo hacia atrás, paso un rato tragando saliva y tocándose los dientes frontales con la lengua porque tenía un amargo sabor en la boca, también sentía un extraño dolor en la dentadura, como si sus dientes estuviesen aflojados al punto en que podrían salírsele de las encías si se atreviese a morder una manzana. Andrew, ya acostumbrado a los quejidos de su cuerpo mal cuidado, sacudió la cabeza y trato de recuperar la compostura mientas observaba el monitor que tenía en frente.Iniciando prueba numero 14087
—Tuve un sueño extraño, soñé que hablaba contigo computadora, a veces creo que hemos pasado mucho tiempo juntos, ya van trece años, ¿te das cuenta? —Dijo el científico.Paso un momento en el que Andrew se quedo mirando al ordenador como si esperara que le respondiese, lo cual no llego a suceder.—No respondes, muy bien, en cierto sentido es mejor que no digas nada, porque en este sueño he descubierto que eres menos amable de lo que pensé —Expreso Andrew, después añadió con tono desafiante— Por cierto, descubriré qué es eso que falta, aunque tú no creas que haya tal cosa.Las últimas palabras que él mismo pronuncio dirigiéndose al ordenador le sonaron como una amenaza y como una promesa al mismo tiempo. Escuchar su propia voz haciendo juramentos acerca de lo que él lograría en contra de todo pronóstico le produjo una extraña sensación de familiaridad, Andrew no pudo evitar notar lo similar entre el dialogo que sostenía con su ordenador y las peleas que antaño había tenido con Valeria.Se le abría un agujero en el pecho, que se llenaba a partes iguales de un orgullo solemne y de temor, orgullo de actuar con fe en sí mismo ante todo, pero siempre con el temor de fracasar frente a la mirada de ella, temor a equivocarse después de apostar su propia existencia a que lograría aquello que rayaba en lo imposible.Sus recuerdos, empujados por el sentimiento que en ese momento abrazaba el científico, le transportaron algunos años atrás, al tiempo en que su juventud terminaba, al preciso día en que Valeria, su amada mujer y compañera de vida, le propuso que siente cabeza e inicie un hogar con ella. Con un poco de esfuerzo mental Andrew pudo evitar pensar en las palabras e imágenes exactas de aquel doloroso momento, pero, en contra de sus deseos, recordaba muy bien las dudas que enfrentaba, revivía la sensación de aquel día en que se encontró con su propia incapacidad para tomar la decisión que en un solo instante podría definir el resto de su vida.Aquel día paso en el tiempo pero quedo en su memoria por siempre, él nunca supo explicar con precisión el porqué de su decisión, a veces creía que era debido a que el amor por ella despertó demasiado tarde, ya que, incluso en aquel entonces su pasión y su ser se debían únicamente a la búsqueda de la verdad, su existencia ya estaba ligada a la creencia de que en algún lugar estaba escondida la clave que permitiría vislumbrar aquel algo indescifrable, eso que le permitiría completar su existencia, seguro de que después de hallar la respuesta que buscaba, toda su vida y todo en el mundo tendría sentido. El científico escogió buscar la verdad escondida, sin importarle ofrendar su propia felicidad para lograr su anhelo, después se marcho a tierras lejanas para continuar su labor, dejando su vieja vida por detrás. Resultado prueba 14087. Negativo
A partir de entonces el científico dedico su vida enteramente a su investigación, él había escogido esa vida y la aceptaba de tal forma que nunca llego a sentir remordimientos, sin embargo muchas veces se llego a preguntar cómo es que aquella pregunta surgió en su mente, muchas veces intentaba entender cómo fue que comenzó todo. Después de mucho tiempo de análisis él científico se dio cuenta que su búsqueda, como muchas otras búsquedas, surgió de una falla en vez que de un logro, todo empezó cuando él cometió un error que le marcaria por siempre. Nunca hubiese empezado con su búsqueda de no ser por aquella equivocación solemne que dispararía los acontecimientos de tal manera que ya nunca más podría vivir con la tranquilidad de la ignorancia, entonces recordó como cometió aquel gran error, el error preguntarse cosas que jamás se podría responder. Él mismo se dedico a construir sus propias inquietudes, poco a poco, ladrillo por ladrillo, y en tan solo dos palabras inicio su marcha interminable, “Por qué”.Cada respuesta a la que Andrew arribaba, si es que llegaba a alguna, inevitablemente sugería más preguntas. Andrew paso muchos años respondiendo preguntas acerca de todo lo que existía y no existía, pero cada que llegaba a una respuesta satisfactoria, descubría un rastro que aún era necesario explicar, de tal manera jamás podía terminar. Es por ello que Andrew abrigaba la esperanza de encontrar una única respuesta que sea todas a la vez, una verdad incuestionable que responda a todas las preguntas, de ese modo podría terminar, de ese modo encontraría aquel algo inexistente, aquella verdad suprema que eclipsaría a todo lo demás. Andrew se obstino con aquella idea, ya que comprendía que de no lograr su cometido permanecería condenado a preguntarseel porqué de las cosas todo el resto de su existencia.   Iniciando prueba numero 14088
—¿Por qué el mundo es así? —se pregunto el científico a sí mismo, tratando de alejar su mente de sus recuerdos, pero al mismo tiempo reviviendo preguntas que se solía hacer en el pasado pasado.—Andrew —se respondió— el mundo definitivamente no es “así”, aunque “así” es como piensas que es, sin importar lo que pienses o como lo pienses “así” es una idea flotando en tu cabeza, una estratagema de tu mente para entender a un mundo que te es imposible percibir tal como realmente es, único e incomparable, sin más parámetros que sí mismo para ser entendido y por eso ininteligible a menos que consideres el uso de un concepto artificial e inexistente para entenderlo, es en base a esta idea auxiliar que puedes pensar que una cosa es como crees que es, “Así”. Eso suponiendo, que realmente existe algo como un mundo real, irremediablemente perdido para ti al crear su entendimiento ligándolo a conceptos humanos adquiridos, de modo que sin estos el mundo sería un imposible ante tu percepción del mismo.
El científico, quien ya se había hecho esa pregunta muchas veces, y también muchas veces se la había respondido, volvía a recorrer los pasillos conceptuales en los que lo internaban sus preguntas, volvía sobre sus pasos tratando una vez más de encontrar la respuesta. Él siempre creyó que una existía solución a su problemática, una respuesta poco optima, pero aun así era la única solución que llego a vislumbrar, la respuesta en su sencillez requería cumplir una de dos condiciones, o bien ignorar, o bien aceptar sin cuestionamientos el concepto construido por su propia mente para entender el mundo, de esa manera él creería que las cosas eran así como las entendía, aun cuando no lo sean, de ese modo él ni siquiera se percataría de la presencia de un problema existencial que se anidaba en la esencia misma de su ser. Andrew descubrió con decepción que aquella solución le resultaba imposible de ser aplicada, la principal dificultad que atravesaba el científico consistía en que por su propia naturaleza él siempre podía llegar a encontrar el error en su código de comunicación, el error en sus palabras y en sus ideas, la manera básica de hacer eso era de lo más sencilla, simplemente debía utilizar la conocida formula, preguntar por qué. Para derrumbar las verdades más solidas, él simplemente debía entender que en última instancia toda cosa funcional en su vida estaba apoyada en alguna idea supuesta por él mismo, sin fundamento, sin razón. Todo era una verdad inventada para entender lo inentendible, pero que a la vez era falsa, una mentira necesaria, una sola falsedad que bastaba para construir un mundo encima.    Andrew llego a entender que la necesidad de tener un concepto auxiliar para entender al mundo real, no acababa allí, sino que, lo que en un inicio era una idea cualquiera, una palabra que significaba lo único que no era ella misma, después se convertiría una manera de ver y entender las cosas, que llegaría a crecer sin límites. Los conceptos bajo los que se entendía el mundo justificaban y construían su propia existencia, se hacían a ellos mismos al tratar de entenderse a sí mismos utilizando para ello otro concepto que su momento también trataría de ser entendido, de esa manera se convertían en una red que atrapaba todo lo pensable, todo lo entendible. A aquel hombre de bata le aterraba la sola idea de pensar que las cosas en su vida podían siquiera llegar a funcionar de esa manera, porque eso significaba que en ultima instancia toda su existencia estaba basada en cosas que eran solo porque eran, sin más explicación que esa, eran supuestos, nada más que eso. Estos supuestos en sí mismos no podían explicarse pues eran el origen del mundo psíquico de una persona, antes de eso no existía nada, por lo que en cierto sentido su nacimiento era incuestionable para un ser pensante, el mismo hecho de cuestionarlos implicaba utilizarlos, utilizarlos implicaba su existencia y su aceptación implícita.La última inquietud que guardaba el científico, que en realidad era la primordial, consistía en que aquella red, para colmo de males, aparte de ser una mentira desde el inicio, siempre se mostraba con una falla. En esa red de conceptos que Andrew construyó en su mente, siempre quedaba una duda, un punto inexplicable, un ¿Por qué? que no podía ser respondido. Eso funcionaba del mismo modo que las preguntas de un niño que en algún punto quedaban sin respuesta, exactamente igual que planteamientos acerca de cómo se originó todo y qué lo produjo, la pregunta siempre le llevaba a una inconsistente nada, a un enigma, a un punto sin respuesta. Aquella época fue improductiva para él, pasaba días enteros excavando entre sus creencias, para llegar a encontrar un vacio inconsistente, no paraba de preguntarse por qué, aun cuando sabía que hacer eso lo alejaba cada vez más de la verdad incuestionable que esperaba encontrar. Para salir de sus enredos y sus laberintos interiores, el científico decidió dejar de preguntarse el porqué de las cosas, ya que sabía que la respuesta a esa pregunta solo le llevaría a encontrarse cara a cara con sus propias miserias y con su propio vacio que para ese entonces ya estaba presente en él. Decidió que lo única opción posible que le quedaba era ser pragmático, si algún día lograba éxito en su empresa de encontrar la verdad incuestionable, este solo podría darse porque encontró una solución basado en un cambio de estado, su nueva premisa era, definir la situación con precisión y encontrar la manera cambiarla. De esa manera él planeaba llegar a liberarse de la morbosa curiosidad que le instaba a saber por qué las cosas son como son, decidió que de eso ya había tenido suficiente. Además concluía que de solo de esa manera podría orientar su investigación a la obtención de resultados, el cuestionamiento incesante de los principios bajo los que trabajaba, aunque era en apariencia fructífero, demostró ser irrelevante en la realidad. Ya que era imposible saber por qué, decidió cambiar de estrategia, quizás podría llegar a descubrir cómo.  Resultado prueba 14088. Negativo
—¿Recuerdas esa época? —Le pregunto al ordenador—, sí que trabajamos duro, estudiando todo aquello que podría cambiar a un hombre desde dentro, pero extrañamente hasta hoy no encontramos nada que pueda satisfacer nuestros propósitos. Entonces aquí estamos, conscientes de que no pudimos descubrir ni por qué, ni cómo. Andrew se paró, separándose lentamente de la silla de madera, se podía observar un notable cansancio en su cuerpo, presente en la lentitud y torpeza de sus movimientos. Empezó a caminar de un lado a otro hablando.—Computadora, estoy cansado, lo admito, todos estos años intentando encontrar el porqué de las cosas, perdiendo el tiempo. Sabes algo, sigo haciendo lo que hago porque a pesar de todo tengo la esperanza de poder ver al mundo, algún día, tal como es, sin tenerme a mí mismo interfiriendo. Quisiera llegar a encontrar una verdad que explique todo, así ya no sería necesario preguntar por qué, así completaría ese agujero negro, entonces desaparecería toda duda y toda incertidumbre, así estaría completo.Paso un momento en que Andrew se dirigió a la ventana del laboratorio, la joven madrugada ya dejaba ver algunos colores opacos, allí afuera se mostraba un pequeño jardín pobremente cuidado, con pasto seco y restos de artefactos inservibles torpemente acomodados por toda su extensión, aquel era claramente un lugar frio y polvoriento. Aquella ventana, con su particular paisaje se mostraba como un escape al prolijo laboratorio, quizás fuera el desorden o el simple hecho de que desde allí se podían ver las estrellas, pero en ese instante, para Andrew, aquel descuidado jardín se veía tan hermoso como una playa de espuma bramante. Andrew lanzo un suspiro al aire y se quedo quieto por unos segundos más.El ver un jardín de pasto seco y artefactos oxidados, por algún motivo le recordó a su niñez. No recordaba mucho de esos días, solo recordaba que su manera de entender la existencia era bastante distinta antes de como era en ese momento. Andrew hubiese querido recordar una niñez de dicha infinita y alegría sin límites, pero no pudo, como toda persona, rio, lloro, grito, jugo, amo y odio a su pequeño mundo, recordó un universo de niño, que era diferente sin serlo realmente. Andrew quedó pasmado al notar la simplicidad de algunas cosas en su vida, se dio cuenta que por aquellos días, en su pequeño mundo infantil, ya había sentido por primera vez todo lo que llegaría a sentir muchas veces más cuando crezca, era extraño que las situaciones fuesen siempre distintas pero los sentimientos fuesen siempre iguales. Andrew siempre menosprecio aquellos sentimientos, que muchas veces se le tornaban incontrolables, sin embargo existían momentos en que su importancia resaltaba ante sus ojos. Él siempre sospecho que aquella manera de sentir tan emotiva e inconmensurable pudo haber sido la razón por la que que el niño Andrew se convirtió en el científico, de esa manera llegaría a entender aquellas emociones que la mayor parte del tiempo le sobrepasaban, silenciarlas si era necesario, así podría poner fin a un remolino de abruptas impresiones que muchas veces le arrebataban el control de sí. Aquellas cosas que le resultaban difíciles de enfrentar como niño, eran perfectamente manejables por aquel hombre de bata, aquel científico que podía manejar al mundo en su mente.A pesar de la pena que le traían los recuerdos de antaño Andrew entendía que todo fue como debía ser, ya era tarde cambiar las cosas, ahora él era el científico y estaba orgulloso de serlo.Iniciando prueba numero 14089
Andrew volvió su mirada perdida al monitor de su ordenador, entonces le hablo a la maquina, como acostumbraba a hacer cuando estaba solo. Aquella maquina era una compañera eterna que nunca le fallaba en sus desvelos. —Tal vez, tal vez tengas razón, no necesitas hablar para decirme que tú eres tal como te imaginamos nosotros los humanos, perfecta, hecha de números perfectos, por eso estas completa y no puedes entender lo que yo siento al saber que no hay respuestas detrás de las preguntas más profundas, solo hay un montón de nada. Cuanto quisiera que me respondas de vez en cuando, pero tus palabras están hechas de números, y tal como son, siguen reflejando lo que eres, no podrás hablar jamás porque tu naturaleza está hecha en base a una realidad que nosotros los humanos completamos para ti, eximiéndola de su error. En ti existe la magnífica cualidad de jamás llegaras a cuestionar los supuestos bajo los que has sido creada, lo que significa que jamás encontraras ese agujero enorme abierto por la falta de respuesta a esa pregunta. Vives una realidad perfecta hecha de imaginación, sin preguntas, sin porqués, esa eres tú y tu mundo, tu perfección y simpleza que envidio a momentos.Por parte de mía, en mi condición de hombre, aun cuando construya un casi perfecto mundo de palabras siempre faltara algo, pues los humanos no tenemos aquella benigna limitación que nos impide cuestionar los supuestos bajo los que funcionamos, por eso siempre llegamos al mismo agujero de imposibles, al hoyo negro que aguarda debajo de nuestras ideas. A diferencia de ti, nosotros no podemos volvernos seres de perfección conceptual, si lo hiciéramos enloqueceríamos con la sola idea. Si yo llegara a hacer algo así, entonces sí, entonces sería como tú, viviría encerrado en un mundo de perfección, de orden y ejecución, me convertiría en un autómata incapaz de ver más allá de la limitación del supuesto bajo el que funcione, y hay quienes entenderían eso como un estado de locura.Realmente no sé si es para suerte o mala suerte mía, pero al igual que tu mundo virtual te reclama para sí encerrándote entre muros conceptuales, mi mundo también me reclama para él, la realidad misma me limita en el cometido de ser solo mente con una idea perfecta. Mi mundo me reclama para sí al mostrarme que estoy equivocado siempre, me reclama a él al hacerme entender estoy equivocado incluso cuando tengo razón, al mostrarme que en cada cosa hay un porqué inexplicable, una falla, una filtración eterna en lo que pienso que puede ser definitivo, de ese modo se destruyen los limites en los cuales podría quedar encerrado, y completo.Ese pequeño espacio que está entre mi error y la perfección conceptual que pretendo, ese es el vacio que he buscado llenar todo este tiempo. Esa es mi dicotomía humana, lo que hace que yo sea yo buscando una respuesta a sabiendas de que nunca la voy a encontrar, la razón por la que vivo, la razón por la que no quedo muerto en la inactividad y el silencio de existir totalmente.Aquella vitalidad no está en ti, no, porque tú estás hecha de lo que nunca existió, tan perfecto como puede ser, y si eso me sucediese a mí, inevitablemente me perdería mi mismo al ganar perfección.Es por eso computadora, que tú no puedes hablar, por más que intentes, y en cierto sentido creo que tienes mucha suerte, porque quizás así seas feliz, pero supongo que un concepto tan estúpido como la felicidad no está dentro de tus parámetros, supongo que decir que tú eres, ya es mucho decir.
Resultado prueba 14089. Negativo
Acabado lo que Andrew tenía que decirle a su ordenador se le dio la espalda y volvió a la ventana, él estaba ya muy cansado de tratar de llenar aquel vacio en sí, estaba cansado de buscar lo que sea que buscaba y de escuchar el eco de sus propias palabras.El científico paso un momento parado frente a la ventana, dio vuelta observando al monitor con sus ojos vidriosos lanzándole una mirada vacía que solo mostraba un inmenso cansancio, una pesadez sin límites que se limpiaba con la única lagrima que le resbalaba sobre la mejilla izquierda. Él mantenía su compostura aun con una lagrima cayéndole por la cara, mostraba un rostro pétreo que era solo delatado por una esencia de alma destrozada que existía en lo profundo de su mirada.—Tengo que irme computadora, tengo que irme, si me quedo aquí ahora temo que sea para siempre. No quiero quedarme a morir solo en este laboratorio, lo siento, se que hice una promesa, pero no puedo, nunca podre —Dijo Andrew.Andrew se quito la bata de laboratorio, apago las luces pero dejo prendido el ordenador, porque no se sentía con el valor para apagarlo. Entonces salió del laboratorio y se marcho, decidido a volver a la ciudad donde creció.Lo primero que hizo al llegar a su tierra natal fue buscar a su antigua amiga, con un poco más de esfuerzo del que hubiese pensado logro concertar una cita para verla en dos días. Espero con impaciencia a que el tiempo pase, Andrew vivió cuarenta y ocho horas que se hacían eternas, pero con la seguridad de que eventualmente llegaría el momento para tener su esperada cita. Dos días después Valeria le esperaba en un pequeño café nocturno. Andrew tuvo que caminar en medio de pequeñas mesas barnizadas hechas con la base de troncos de árboles, recorría el lugar maldiciendo el ambiente bohemio que flotaba alrededor, maldiciendo también el aire con olor a cigarrillos, estaba molesto pero esperanzado, ya que todo estaría compensado al verla a ella. Cuando la vio, aún sentada en la mesa, tuvo una impresión muy extraña, ella no era la Valeria que él tenía en su mente, el tiempo había pasado, en vez de encontrarse con una chica de aire despreocupado Andrew se estaba encontrando con una mujer, todo su ser lo mostraba, sus ropas, su actitud, su manera de sentarse, todo eso denotaba la existencia de una nueva madurez en ella, que él nunca llego a conocer, pero a la vez existía una vieja familiaridad, había algo en ella que permaneció igual desde el día en que Andrew se marcho.  Al sentarse en la mesa él no pudo más que decir su nombre —Valeria— después espero a que ella fuese quien tome la iniciativa.Ella sonrió, se levanto de la mesa, lo abrazo, lo beso en la mejilla mientras le decía que estaba feliz de verlo, que lo extraño mucho, pero que ahí estaba él, también le dijo que ella sabía que lo volvería a ver algún día.Paso un rato en el cual una incómoda tensión se acrecentaba en Andrew, tanto tiempo sin verla y ella le hablaba como a un amigo al que había visto el día anterior, era extraño ver tanta honestidad y deshonestidad al mismo tiempo, le hablaba como a quien le contaría todo, pero dejando entender que no se sentía preparada para contarle nada, de algún modo la resistencia a retomar la familiaridad, que en Andrew era obvia, en ella existía también, pero escondida incluso ante sus propios ojos.Después de un rato en el que él hizo acopio de fuerza de voluntad para no sentirse acobardado con la dulzura y la curiosidad invasiva de Valeria, pudo tranquilizarse un poco, pudo hacer como que hablaba sin hablar realmente, y despejar su mente en la banalidad. Pasaron varios minutos de conversación superflua, en la cual ambos utilizaban sus palabras de una manera automática, totalmente protocolar. —¿Lo conseguiste?, ¿encontraste la solución? —Pregunto Valeria sacando a Andrew del confort de la conversación fácil que hasta entonces había tenido.—No —Titubeo Andrew —¿No? —Pregunto Valeria, como quien exige una explicación.—Creo que es imposible.—Trece años para eso Andrew, trece años para me que digas que es imposible, que hiciste durante ese tiempo, ¿descubriste algo?—Sí, es imposible, eso es lo que descubrí.—Ajha, ¿Y?—¿Y qué?—¿Y qué más?, en serio Andrew que hiciste durante trece años —Dijo Valeria con cierta indignación en su voz, esperando escuchar algo más por parte de Andrew. —Mira, durante ese tiempo investigue en libros y enciclopedias, hice experimentos, busque saber cosas imposibles y cuando no pude saber por qué sucedían trate de continuar mis estudios omitiendo aquella información, trate de encontrar el cómo, la manera de cambiar las cosas aun sin saber porque se dan. No pude llegar a nada, ningún resultado, no existía nada que me acercara a la verdad, entonces renuncie y vine aquí —respondió Andrew.—Andrew, desde el principio te dije que eso iba a terminar así, tú lo sabías, siempre supiste que era imposible, de todas maneras no te importo y empezaste. Me dejaste por eso, Andrew, renunciaste a todo por buscar la verdad, no entiendo, por qué te rendiste si ya habías decidido dedicar a eso el resto de tus días.—Tuve un sueño, no sé si fue por eso, creo que de algún modo te recordaba a ti, no sé si renuncie por eso o porque estaba cansado, o porque me di cuenta que mi búsqueda que a un inicio me daba alegría al final me hacia sufrir y ya no la podía parar. No lo sé. —¿Así de fácil, no lo sabes y ya está?—No es tan fácil Valeria, el hecho es que sin importar por qué lo hice, lo hice, nadie tiene derecho a recriminarme nada, dije que lo haría, es cierto, pero sabes algo, puedo escoger, puedo escoger no cumplir con mis promesas y hacer lo que mejor me parezca, puedo escoger tomar el camino fácil y renunciar si es que eso es lo que quiero y me hace feliz, a veces, Valeria, el camino fácil es el más difícil de escoger. —Esas solo son lindas palabras para rendirse Andrew.—Supongo que lo dices para disgustarme, pero creo que en realidad me gusta la idea, el saber que puedo rendirme, sí Valeria, me rendí, y me encanto hacerlo. Andrew siguió hablando con Valeria durante algunas horas más, ella le conto que tenía un esposo y una familia, que siempre espero encontrar la felicidad con ellos, pero que realmente nunca fue más feliz ni menos feliz de lo que había sido durante toda su vida. Continuaron conversando recordando los buenos momentos que pasaron juntos, diciéndose verdades que en su momento no se hubiesen atrevido a revelar, recriminándose el uno al otro por sus errores, recordando decepciones y alegrías, imaginando cómo hubiese sido la vida que nunca llegaron a tener.Esa misma noche cuando Andrew se dirigía a su cuarto de hotel, pensó en el laboratorio, visualizo a la computadora, que probablemente aun entonces estaría recitando números de pruebas e intentos fallidos.Andrew imaginó la voz robótica del ordenador diciendo frases en orden sucesivo. Iniciado Prueba Numero 14678. Resultado prueba 14678. Negativo… Iniciando prueba numero  14679… Prueba 14680… Prueba 14681… Prueba 14682...El sonido interminable de su computadora efectuando pruebas le produjo cierto sentimiento de culpabilidad por no haber apagado la maquina, Andrew pensó que la computadora seguiría recitando los resultados de las pruebas de manera infinita hasta el fin de los tiempos, su única esperanza era que alguien la apagase o se destruya, solo así podría parar.La computadora nunca se va detener —pensó Andrew— pero ese es el precio de su perfección.

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