Los DVDs de series surcoreanas son intercambiados en el territorio norcoreano pero los que ven saben actuar con discreción. Con las miradas y la forma de vestir saben quienes son "adictos" a las series. Los peinados, las vestimentas, el maquillaje o incluso la forma de caminar son detalles que son imitados en los rincones desconocidos. Algunos, al ver diversas escenas de las series, creen que el "sueño coreano" está a pocos kilómetros de sus casas. "Aunque parezca mentira, casi el 80% de mi entorno veían cada noche series surcoreanas grabadas en DVD. Se turnaban y se establecían horarios para evitar sospechas".
Como decía, algunos desertaron del país imaginando esa burbuja de la felicidad y del bienestar. Sabían que con la concesión inmediata de la nacionalidad tenían plenas facultades para vivir como en las series. Pasaban meses o incluso años pero su calidad de vida no lograba avanzar a siguiente nivel y no se convertían ipso facto en actores principales de la deleitosa vida ficticia. Su acento ya era objetivo de indirectos apartamientos de la sociedad surcoreana y las diferencias culturales dificultaban a la adaptación del incansable y emergente estilo de vida. Las cosas no salían como planeaban. No sabían que la meta final del bienestar era tan perdurable. Pero siguen siendo soñadores. Se idealizan con un buen vestido, con ver las plazas llenas de gente alegre y un confortable hogar donde vivir durante los restos de sus vidas.