Parece que ya hemos llegado al punto en el que los periodistas no controlan la agenda cotidiana, ni eligen los contenidos, ni jerarquizan la información. Parece como si la realidad se estuviera escondiendo del periodismo.
Hoy, aunque suene algo fuerte, la información está "precocinada" por gabinetes de prensa y direcciones de comunicación, unido al impacto de las redes sociales en la realidad cotidiana. El mundo de internet está cambiando la percepción de la realidad y por lo tanto de la actualidad. El periodismo debe reconciliarse con la actualidad, hacerse participe y no caer en la tentación de adueñarse de ella. No es momento de mirarse el ombligo, sino de modificar las formas en cómo se ofrece la realidad-real al ciudadano.
Me atrevo a afirmar que nunca ha habido un mejor tiempo para ser periodista. Puede sonar extraño si consideramos que en los últimos años, desde que comenzó la crisis,se han perdido 4.853 puestos de trabajo. Sin embargo nunca ha habido un periodo que haya ofrerecido tantas formas poderosas para contar historias y servir a los lectores con información: Sirva en este punto como referencia lo alcanzado por Rocío Pastor, la joven directora de la revista digital de cultura Womanword.com.
No rendirse, el mejor arma del periodista.