Revista Diario

La Recoleta

Publicado el 08 junio 2010 por Mafaldasexi
La Recoleta La Recoleta, barrio de Buenos Aires Checo puntual mi entrada al cabaret. Pido una melodía del arrabal al hombre del bandoneón. Bailo en la pista con las luces tenues. Coqueteo con el último hombre de la barra. Me siento con los machos. Escucho vulgaridades, me convierto en una de ellas. Río a carcajadas. Me abro por debajo de la mesa y uso la liga como monedero. Entrelazo mis dedos con el de la sortija. Bebo de otros vasos colmados de licor de caña. Entro al baño de los caballeros. Orino mientras me observan. Jadeo en los privados. Me maquillo una y otra vez con el polvo mate y me delineo los labios de carmesí. Saco ventaja de mi género y gano el dinero por las que se quedan en casa. Me regocijo por el bien que hago a la humanidad. Camino lento hacia los cuartos traseros de terciopelo azul de afortunados encuentros. Toco a un hombre y permito que otro me toque, hasta desconocer en las caricias las manos. Dejo la vergüenza en el ropero, a un lado de la culpa, debajo del arrepentimiento. Me olvido de los rostros y recuerdo al que un día me abandonó, mientras beso con los ojos cerrados. Me cambio el nombre: cortesana, acompañante o ramera. "Llamame como vos querés"; y me ensucio con lascivia: "No se ha inventado el jabón que limpie el amor". Entro en los hoteles donde se enamora la gente enferma de desdicha, lleno la soledad de un extraño con un poco de mi humedad y aprendo de memoria un poema de amor. Me deslizo con suavidad las medias. Camino descalza sobre la alfombra. Pregunto si mis senos son lo suficiente grandes o ¿qué es lo que más te excita de mí? Bebo del cuello de la botella hasta derramarla sobre mis tetas. Me pellizco los pezones. Me siento desnuda en una silla y poso como la Minelli. Enciendo la lámpara de la esquina. Observo cómo mi sombra se alarga en la habitación y se retuerce como serpiente. Abro las cortinas y también la ventana. Rompo el silencio con un grito. ¡Bailo la milonga! ¡Me siento poderosa! Me desvanezco en un sillón de forro viejo y me toco frente al espejo. Gateo y me arrastro hasta que mis rodillas enrojezcan. Me hago la inocente y después la caprichosa; Lolita o dominatriz. Me pinto las uñas de los pies para los fetichistas y humillo a los masoquistas. Toco mi sexo para los voyeristas y me visto de hombre para los machistas. Prometo, mientras dure la plata, amor eterno y digo que algún día dejaré todo por él, que tendremos dos hijos y que el primero será varón. Me escondo entre unas piernas. Lleno mi boca. Escurro mi cuerpo entre las sábanas, bajo un cuerpo extraño. Me asfixio e inhalo del aliento. Nado en saliva. Digo las palabras precisas y calculo los gemidos correctos. Finjo que finjo y me entrego como si fuera el último de mis amantes. Migro mis sentimientos a un lugar seguro, donde la realidad no me alcance y dejo las lágrimas para los orgasmos, que por ellos sí vale la pena llorar. Al final, recompenso con una caricia, aunque ésa la pague yo. Espero desnuda en la ventana de un cuarto extraño a que amanezca y le robo a la luna algunas horas, de todas las que me debe el sol. Fumo el último cigarrillo que sobró en mi cajetilla de piel marrón y veo cómo el crepúsculo matutino difumina las últimas luces de Buenos Aires. La Recoleta

Camino sola en la madrugada de viento por las calles de La Recoleta. Me pongo las medias negras de red y perfumo mis piernas de jazmín. Me hago rizos en el cabello negro espeso y lo adorno con un clavel rojo. Dejo las pantaletas de seda en el bolso, debajo de las monedas. Me confundo con cualquiera o con todas las prostitutas del barrio, de vientres aroma tabaco rubio. Me pierdo en la oscuridad porteña silbando una tonadita de tango. Escucho el eco de mis pasos que quiebran el pavimento. Me paro debajo de una solitaria farola. Enciendo un cigarrillo y dejo que el humo oculte mi rostro. Siento cómo el aire frío me eriza los pezones. Espero a que alguien se anime a levantarme y me desnude en el asiento trasero de un viejo taxi. Observo la lujuria de los paseantes. Les guiño el ojo a las mujeres bien educadas por sus padres, saludo a extraños y le sonrío a obesos. Me preparo para la gran noche.

*Faustino López Rangel. Egresado de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Sus cuentos han sido publicados en las revistas Eme equis, La Revista de El Universal, Onexpo y Veintitantos -donde colaboró un año escribiendo cuentos eróticos-, así como en diferentes sitios de Internet. También ha colaborado escribiendo reseña cinematográfica para el diario del Festival de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México (FICCO).
Finalista del decimocuarto Certamen Internacional de Narrativa Breve organizado por Editorial Nuevo Ser, de Buenos Aires, Argentina, donde fue incluido en la antología Nueva literatura de habla hispana 2006.

La Recoleta _________________________

Imagen de inicio tomada de internet.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Mafaldasexi 15 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Dossier Paperblog

Revista