Queridos lorceros:
En mi anterior entrada prometí que iría al gimnasio y dicho y hecho.Me apunté ayer, y presa de la euforia del momento, corrí a casa a cambiarme y ponerme mi súper nueva equipación (ya os dije que siempre me compro algo nuevo para motivarme).
Me hicieron pagar mes y medio de golpe, pero yo oye, que no había problemas, estaba tan feliz porque iba a empezar una nueva etapa que si viene el demonio con un contrato por mi alma locera, lo firmo. Aunque hoy, a estas horas, creo que fue exactamente lo que hice.Al caso, que a las 8 y media de la noche, ataviada con mi superchandal, acudo a la sala de Pilates. No empezaba hasta las 9, pero yo iba temprano, no fuera a ser que no me diera tiempo. Así que ahí estoy yo, monisima de la muerte y metiendo barriga "pa" disimular las lorzas con la licra del chandal, cojo mi esterilla, me descalzo y... La cara de "no es donde me he metio el culo" se me tenía que notar, porque el muchacho que daba la clase se me acercó rápido.
Colocada al lado del espejo y flanqueada por una menopausica cincuentona y una vieja de más de 70 años empieza mi clase. La menopausica fue mi mayor consuelo. No porque fuera tan torpe como yo, porque el marido debe de estar la mar de feliz con tremenda flexibilidad, sino porque era la otra que casi casi casi, sudaba como yo.Ahora que yo alucinaba con la vieja. ¡El culo lo tenía como la del anuncio del Decathlon! ¡Os lo juro! ¡Y menuda flexibilidad! Y claro, yo giraba la vista hacia mi derecha para no imaginarme el ridículo que tenía que estar haciendo al lado de esas dos y allí me encontraba, en todo mi esplendor, reflejada en el gigante espejo. La súper fabulosa deportista se había convertido en Michelin el de las ruedas metido en una sauna.
La cara más roja que un tomate, la camiseta gris delatando mis sudores y el pelo tan mojado que parecía que acababa de salir de la ducha. ¡Hasta las bragas las tenía "sudás"!.
Ahora que, lo malo no fue la hora de suplicio deportivo, ¡lo malo esta siendo las más de 24 horas desde entonces! ¡Que dolor! ¡Hasta las pestañas me duelen! Con decirnos que reír es una agonía más que una alegría. No puedo ni levantar ni los brazos. Tengo agujetas hasta en el carnet de identidad.
Ahora entiendo porque te hacen pagar mes y medio, porque si no el primer día te dejan "pa" devolver el carnet y dormir durante toda la eternidad.