Casi sin darme cuenta ya ha pasado un mes desde que llegué a Japón, por fin encuentro tiempo para contar mis experiencias aquí. Lo primero de lo que quiero hablar es de la residencia Ichinoya, el lugar donde he estado viviendo todo este tiempo. Fue mi primera toma de contacto con Japón (fui directo desde el aeropuerto) y donde más tiempo pasé los primeros días hasta que comenzó el año académico en la Universidad.
La Universidad de Tsukuba tiene varias residencias para estudiantes repartidas por el campus. Ichinoya es la residencia donde habitualmente viven los estudiantes extranjeros y donde la Universidad aloja a los estudiantes recién llegados como yo. No hay opción de escoger otra residencia antes de venir a Japón pero en cierto modo es un alivio que la Universidad se encargue del alojamiento porque así uno no tiene que preocuparse de dónde dormirá a su llegada.
El periodo de estancia para los estudiantes extranjeros es de un año; al cabo de ese tiempo tienen que volver a solicitar plaza en la residencia al igual que el resto de estudiantes japoneses, o bien mudarse a un apartamento. Yo ya lo tenía claro antes de venir a Japón: después de pasar cuatro años de mi vida en un Colegio Mayor en Madrid durante mi época universitaria he tenido suficiente, quería mudarme lo antes posible y he dedicado todo mi tiempo libre y esfuerzo durante el pasado mes a buscar un apartamento. Eso explica que no haya tocado el blog desde que llegué.
Al margen de que haya vivido antes en un Colegio Mayor, lo cierto es que la vida en Ichinoya no es nada confortable. La residencia es vieja de cuando la Universidad se fundó hace 30 años y las instalaciones apenas se han renovado. Entre otros inconvenientes, el edificio donde vivía estaba poco aislado del frío y de la humedad, la calefacción la quitaron justo cuando llegué yo en Abril y ¡sólo dispone de agua caliente de 2pm a 10pm!. He pasado un mes horrible por las noches, muerto de frío, teniendo que dormir con varias capas de ropa y con calcetines, yo que tanto adoro el clima tropical de Vietnam. El clima de Japón no ha ayudado, este año la primavera ha sido una de las más frías que se recuerdan. Cuando pensaba que ya no podía hacer más frío me encuentro con que una noche se pone a nevar, ¡a mediados de Abril!, ¡¡después de la Sakura (florecimiento de los cerezos)!! Sin duda lo que peor he llevado es no tener agua caliente a cualquier hora, ya que estoy acostumbrado a ducharme por las mañanas toda mi vida. Ha sido el aliciente que necesitaba para buscar desesperadamente un apartamento donde mudarme cuanto antes.
Hay estudiantes que pueden vivir sin ducharse por las mañanas y un baño caliente en el ofuro (bañera) antes de dormir es cuanto necesitan. Quizás para ellos es más fácil aguantar un año viviendo en Ichinoya, de paso pueden ir ahorrando dinero ya que el coste de vivir en la residencia es bastante barato, sólo 15.000 ¥. Con gastos de luz y agua aparte apenas llega a los 20.000 ¥, lo que significa una séptima parte de la dotación de la beca Monbukagakusho. Así, la mayoría de estudiantes aguanta unos meses o todo un año en la residencia y cuando han ahorrado lo suficiente se mudan a un apartamento, cuyo precio ronda entre 30.000 y 60.000 ¥ (en Tsukuba, claro. En Tokyo ni de broma).
La residencia dispone de algunas instalaciones comunes, como el Community Center, donde se encuentra la cantina, tiene cuatro o cinco platos básicos por menos de 4 euros, un chollo. También hay un pequeño combini (convenience store) donde comprar cosas de primera necesidad y una tienda de electrodomésticos de segunda mano.
Luego en cada edificio también hay cocinas y salas de lavandería compartidas por los residentes. La cocina da bastante asco, lleva años sin limpiarse, pero algunos estudiantes prefieren cocinar su propia cena ya que el menú de la cantina es bastante limitado.
Las habitaciones no están mal de tamaño, para ser Japón me esperaba algo más pequeño, pero tienen lo básico: cama, armario, mesa y silla harto incómoda.
Lo más curioso sin duda es el baño, que es de estos pre-fabricados donde el espacio está aprovechado al máximo. La solución de ingeniería para compartir un mismo grifo para la ducha y el lavabo le deja a uno sin palabras, luego te explican que en Japón los baños de las casas son así por lo general. Siempre lo hemos dicho, "están más avanzados que nosotros". ;-)
Lo mejor que tiene la residencia son los alrededores, está rodeada de bosques y parques donde se respira mucha tranquilidad, quizás demasiada ya que Ichinoya está algo alejada del centro del campus. No hay casi nada alrededor, ni restaurantes, ni tiendas, pero verde todo el que quieras. El día que hace buen tiempo los estudiantes se reúnen en torno al lago para hacer hanami (tradición japonesa de contemplar cerezos en flor), picnics y barbacoas.
A pesar de todo no voy a guardar un mal recuerdo de mi estancia en Ichinoya y a menudo me pasaré, allí he conocido al grupo de estudiantes extranjeros con el que me muevo en Tsukuba. Y es que los primeros días en la residencia se llevan mejor si puedes compartir tus penas con otros recién llegados. Como nos han metido a todos juntos no hemos tardado en conocernos y ser amigos. Yo he sido el primero en abandonar la residencia pero no me he ido a vivir lejos, con el tiempo uno tras otro acabarán haciendo lo mismo.
Comienza una nueva etapa en Japón tras mi paso por Ichinoya.
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La residencia Ichinoya
Publicado el 10 mayo 2010 por AmorenoTambién podría interesarte :