Aquella noche descendió del cielo la tristeza… la lluvia bajó con fuerza, agonizando en las viviendas; uniéndose a los crujidos de todo lo que arrastraba; junto al torrente de agua que sin piedad debilitó a las víctimas con su siniestra presencia ahogándolas entre sus brazos. Al recuerdo de quienes sobrevivieron, llega el rostro olvidado en la bruma nocturna, de quizás un sollozo aún presente, de una muerte arrebatada. Un dolor que a pesar del paso del tiempo, muestra una furia enmascarada en la impotencia que refleja aquella tragedia… durante la medianoche la lluvia inundó tantos hogares que de un solo golpe quedaron anegadas muchas ilusiones y esperanzas, que desaparecieron en el amanecer de un nuevo mañana.
Texto: Nuria de Espinosa