Pero el ecologismo también presenta, en puntos esenciales, diferencias con otras ideologías totalitarias. A saber: La misantropía ilimitada. Para los ecologistas, la naturaleza es buena / sabia / en equilibrio / perfecta – el hombre, por otra parte, es una carga / perturbación de la naturaleza perfecta, un consumidor de recursos, esencialmente un destructor de la armonía de la naturaleza.
Absoluta falta de empatía con las víctimas. Lenin ya lo había dejado claro: “No se puede hacer tortilla sin romper los huevos”. Y justamente en esa tradición encontramos a los ecologistas. La por ellos forzada prohibición del DDT causó la muerte por malaria de millones de personas.