- Hola, hola,.... ¿estás bien?
- Eh, eh... ¿dónde estoy? ¿Qué pasa?
- Pues no sé, creo que te desmayaste.
Una mujer de ojos negros y pelo oscuro con fuerte acento andaluz me levanta la cabeza apoyándola en su regazo. Puedo oler su cuerpo y percibir su calor. Noto la cara ardiendo, me la toco.
- Perdona, he tenido que darte unos cachetones para reanimarte, igual me pasé.
Lo dice con tanta gracia que la perdono. Me siento cómodo en sus brazos.
- Deberías comer algo, para que te reanime, vamos a ese bar.
- Espera, espera ….deja que me recupere un poco más. - Qué ojos tan bonitos tiene, ¡tremenda hembra!-.
Al rato ya no puedo fingir más y a ella le duelen las piernas de estar en cuclillas, así que me levanto despacito y apoyándome en ella, bueno más que eso me cuelgo de ella porque es muy alta y por suerte muy fuerte.
- ¡ Ale ! - me dice con alegría- ¿qué quieres tomar, mi “arma”?.
- Lo mismo que tú, pero la barra está a tope....
- No te preocupes que aquí me conocen. Martiiiín, dos cañas y algo de entullo.....
- ! Marchando ¡. - se escucha de detrás de la barra -.
Antes de que pudiera preguntarle su nombre ya nos estaban sirviendo.
- Aquí tienes, Carmen, las dos cañitas y un plato de boquerones.
- Gracias cielo, lo apuntas a la cuenta la cofradía y pásame el capirote que me voy en cuanto este angelito reviva.