Después de Glastonbury, a «Los Guardianes» les espera en Toledo un insólito reto al que enfrentarse: encontrar un mítico objeto de poder perdido en los anales de la Historia. Nuevos enemigos, inesperados aliados, misteriosos y oscuros personajes les aguardan en este nuevo viaje. ¿Podrán superar las adversidades y lograr que las fuerzas del Mal no se alcen con el triunfo? Meliagunt, el caballero más sensato y comedido del grupo, deberá aguantar el peso de la misión; un camino de leyenda que lo llevará a alcanzar su destino, una senda plagada de peligros y sorpresas le obligará a encontrarse a sí mismo. Pero… ¿superará la prueba más difícil de todas? ¿Logrará ganarse el corazón de una mujer?Escribo esta reseña adelantando que también he escrito el prólogo de la novela, de modo que ya sabéis de antemano mi opinión sobre ella. Si no me hubiera encantado, no habría aceptado escribirlo, aunque no es el caso porque me ha encantado, más incluso de lo que me gustó Los guardianes de la espada.
Y es que a parte de que la historia me tenía fascinada, el tema artúrico siempre me ha llamado poderosamente la atención, también añado a esa fascinación el estilo de Victoria que contribuye a que leer la novela sea una experiencia gratificante y muy adictiva. La senda del guardián retoma la historia donde la dejó Los guardianes de la espada. En esta primera parte han perdido un objeto mítico e importantísimo (no digo cuál para no spoilear) y los chicos harán lo que sea necesario para recuperarlo, aunque lo necesario sea encontrar otro objeto igual de mítico que el anterior. Por lo tanto la magia seguirá presente en La senda del guardián igual que la aventura, no obstante, el ingrediente más llamativo será el amor que brillará con más intensidad.
"Siempre se había portado bien. Había soportado todas las maldades que la vida eterna le tenía destinadas y su relación con las mujeres en general había sido bastante educada. Había tenido algunos escarceos amorosos, por supuesto, pero nunca había sentido lo que le estaba consumiendo en esos momentos... Una especie de vapor que le quemaba hasta los huesos, una sed infinita y un anhelo doloroso en la entrepierna que sólo ella podía calmar. ¿Era eso lo que llamaban lujuria?"En La senda del guardián conoceremos personajes nuevos y nos reencontraremos con los antiguos, aunque lo más llamativo de este reencuentro será la forma en que la autora nos los redescubrirá, consiguiendo que los veamos de otro modo o mostrándonos facetas distintas a las que ya conocemos. Los protagonistas serán otros, aunque cada uno de los guardianes tendrá su espacio en la novela.
Uno de los puntos que quiero destacar es cómo la autora consigue, que a pesar de tratarse de un tema poco relacionado con nuestro país, entroncar con leyendas y ciudades que nos son propias, bien porque los personajes las visiten o bien porque las nombren.
Sobre los personajes he de añadir y confesar, que el nuevo héroe masculino me parece sublime, así como suena, sublime. Meliagunt es un personaje atractivo que ya apuntaba maneras en la primera parte de la bilogía y que aquí termina de mostrarse como un digno rival de Calista a nivel protagonista.
Pero es que esta segunda parte es mucho más madura, los personajes son más interesantes, ya que no nos son desconocidos y vemos cómo van evolucionando y la trama se complica mucho más.
Resumiendo La senda del guardián, y su predecesora pertenecen al grupo de esos libros que no te puedes perder sobre todo si disfrutas de las historias de damas y caballeros donde el honor y la lealtad son lo primero y la magia y el romance son los ingredientes con los que se adereza la trama.
Y es que como escribo en el prólogo:
"Cuando Victoria Rodríguez me pidió que escribiera el prólogo de su novela, La Senda del Guardián, lo primero en lo que pensé fue en la suerte que tenía al ser una de las afortunadas que iba a leer esta segunda parte antes del lanzamiento oficial"