Es un poco triste, lo sé, pero la realidad es que paso la mayor parte del día delante de una pantalla. O de varias. Supongo que no soy la única: el móvil, la tablet, el teléfono, la tele o el portátil acaban siendo de las pocas cosas que nos miran día a día de frente.
En la calle nos ocultamos tras nuestro smartphone y bajamos la mirada; o nos ponemos los cascos, cerramos los ojos y ni siquiera miramos a quién se sienta a nuestro lado en el metro.
A mí esto me da que pensar y, a veces, cuando estoy relajada, se me van ocurriendo microhistorias que dibujo en un cuaderno. Últimamente había un tema recurrente, casi siempre en relación con la sensación de incomunicación a la que nos vemos arrastrados por la dependencia de una tecnología que nació para lo contrario.
Esta tarde, después de que Pingüino se fuera a trabajar, me sentí otra vez un poco cansada de estar día tras día frente a este portátil, y me vino a la cabeza un título para todas estas microhistorias: “la soledad en los tiempos del wifi“. Por eso y para que no se queden solas en un cuaderno a partir de ahora un martes de cada dos semanas estaré dibujando una viñeta. También me servirá de terapia, a ver si entre todos logramos vencer a los diablillos tecnológicos…
PD: Sí, la insignia de mi portátil es una caquita…