La soledad en los tiempos del wifi (6)

Al bajar del autobús, la ciudad me dio una tregua y, cruzando el semáforo, el reloj marcaba las diecisiete horas y diecisiete segundos; el termómetro, alumbrado por un tímido sol, marcaba también 17 y sorprendida por la coincidencia pisé la acera justo a los 17 segundos para que se pusiera en rojo el semáforo. 17.17h 17º 17”

La vida, a veces, tiene estas casualidades y si esto fuera I Origins y yo fuera una científica algo excéntrica, ésta habría sido una señal inequívoca de que estaba en el camino correcto que me llevara hacia el amor de mi vida. Suerte que ya lo he encontrado, pensé; lo mismo sólo tengo que comprar la lotería.

Me encontraba en este pensamiento cuando justo llegué al portal de casa. Como no tengo llave del buzón (sólo tenemos una) metí la mano dentro mientras una ancianita asomaba desde el descansillo y me preguntaba: ¿vas a subir en el ascensor? Sí le dije. ¿Vas muy arriba? Como al cinco – le contesté. Entonces sube tú primero – me dijo.

Nada más cerrarse la puerta iniciamos esa conversación que suele repetirse a menudo en los ascensores.

– Qué viento hace ¿verdad? El tiempo está loco – me dijo.

– Sí, a ver cuando se va el frío.

Le contesté consciente de que a esa hora no hacía un frío excesivo, pero esta mañana cuando salí de casa a las 7.30, el reloj no estaba para poéticas y su termómetro marcaba un mísero grado. Los coches escarchados en las aceras lo corroboraban.

Y sí, aquí estoy yo y hoy he venido a hablar del tiempo.

Esperando a Godot

Al micropiso de habitación y media con integración de cocina y minibaño  de 38 m² en el que vivimos Pingüino y yo nos llegó hace poco una carta. Ni siquiera estaba a nuestro nombre pero llevábamos temiéndola durante los dos meses y medio que la estuvimos buscando día a día en el buzón. La carta corresponde a un tal Señor Iberdrola y aunque llegó silenciosa la muy p**** nos dio un susto que nuestros salarios precarios se quedaron temblando en bancarrota y todavía estamos intentando recuperarnos.

Tengo que decir que en mi casa no se pone la calefacción hasta que empieza a haber vaho en los cristales y estamos tiritando como hámsteres (he buscado el plural en la RAE).  En casa sólo hay bombillas de Led y además vestimos como esquimales: bufanda, doble pijama y calcetín por encima; arriba la bata. Sí, todo muy erótico, pero hasta hoy nos funcionaba para cuidar nuestros bolsillos y poder darnos el lujo de cenar por ahí alguna vez al mes.

Así que no puedo más que indignarme cuando me llega una factura inhumana y me pregunto si de verdad me están cobrando lo que consumo. Luego está este otro señor: Vicente del Bosque. Tengo que decir que el fútbol no es santo de mi devoción, así que cuando me entero de que el Señor Iberdrola, que será muy fan, contrata de consejero a Don Vicente, me entra una mala leche que soy capaz de transformarme en un gremlin sin agua y sin comer después de las 12 de la noche.

Y me pregunto, ¿tengo yo, que no me gusta el fútbol y que no conozco a este señor de nada, que pagar con mi míseronidelejosmileurista salario las comisiones millonarias de este señor? ¿De verdad tenemos los millones de españoles que agachar la cabeza y pagar un consumo que cada vez sube más cuando se supone que los electrodomésticos son más eficientes, que hemos cambiado las bombillas por Led y sólo encendemos la calefacción cuando rozamos los 0ºC?

Ahí dejo la reflexión, pero al primero que decida convocar una manifestación para luchar contra este abuso continuo que nos lleva a la pobreza energética lo sigo al fin del mundo ya llueva, truene, nieve o se me congelen las dos manos al escribir este post.

Puedes ver las demás en estos posts:

•  Viñeta 1. Por no hablar las cosas.
• Viñeta 2. El amor es…
• Viñeta 3. Sin batería.
• Viñeta 4. Cómo predecir la lluvia.
• Viñeta 5. Hacer propósitos de Año Nuevo.

Si te ha dado algo de frío con esta viñeta o si en tu casa también tiritas para no temblar con la factura te invito a que veas este maravilloso vídeo de la marca de café japonesa Maxim Stick y a que entres en calor con los más de 1000 cafés que se sirvieron para hacer el Stop Motion. Yo no soy muy cafetera, pero el vídeo me ha hecho tilín.

Latte Motion visto en the Fox is Black.