Los biólogos moleculares llaman “sopa primordial” a una especie de “caldo prebiótico” en el que aparecieron los primeros signos de vida, unas bacterias muy parecidas a las actuales pero con 3.500 millones de años de vida. Estas bacterias habrían aparecido como consecuencia de reacciones casuales entre sustancias orgánicas e inorgánicas en las profundidades de los océanos.
Es como si la vida fuera en sí misma un elogio de la imperfección, por el que causas aparentemente inconexas, provocaron una “sopa primordial o caldo de cultivo” que hizo posible el desarrollo de nuevas e imprevistas formas de vida.
Hoy en día el emprendimiento es el desarrollo de una nueva e imprevista forma de vida, que también necesita de una “sopa primordial” que lo sustente.
Los actuales estudiosos de la neurobiología no sólo se preguntan por el origen de la vida, sino que están enfocando sus estudios hacia el origen de la conciencia, hacia el profundo conocimiento de la neurona como unidad elemental del sistema nervioso y cuyo estudio nos permitirá penetrar en ese secreto del cerebro que es la conciencia.
Conocer la naturaleza de la conciencia ha sido una aspiración del hombre desde que supo que la tenía. Desde que el español Ramón y Cajal compartiera Premio Nóbel en 1906 con su homólogo italiano Golgi, no se ha dejado de investigar las miles de poblaciones neuronales que pueblan nuestro sistema nervioso central, en una maraña formada por millones de fibras y haces nerviosos entrecruzándose y superponiéndose en todas direcciones.
Motivia es una “sopa primordial” que permite a los emprendedores descubrir su lado emprendedor, crecer y desarrollarse hasta convertirse en agentes libres que permiten que el impulso emprendedor se propague socialmente como la corriente por un circuito eléctrico.
Todavía no existe un “Nóbel al Emprendimiento”, pero mientras los suecos se deciden, en Motivia trabajamos duro para alentar esta conciencia emprendedora como nueva forma de vida personal y profesional.
ROSA PORRAS DIAZ
6 de Noviembre, 2012.