La stratta

-   ¿Viste cuando enredás la hamaca hasta tensarla dejando una trenza de cadena para después soltarla y dar vueltas que duran poco, mucho menos que lo que tardaste en enroscarla y que te dejan mareado? Bueno, eso es lo que me pasa con vos.
Miro el suelo sin emitir sonido tratando de entender si lo que me dice es algo lindo o feo o si sigue en pie lo del cine o si va a arrancar el auto. ¿Quién sería yo? ¿La hamaca o la que enrosca? ¿La trenza? ¿Era Robert De Niro el que se quedaba mirando una playa anaranjada? ¿O Al Pacino? ¿O era Andy García?
-   No sé… no me acuerdo…-   Lo que te digo es que… ¿Viste cuando vas subiendo las escaleras, muy concentrado y trastabillás o cuando abrochás juegos de hojas y de repente no sabés cuál va?
Me acuerdo que estaba el gordo Porcel, que había mafiosos y que no soporto estas metáforas que no entiendo si me está declarando su amor o si no quiere ir al cine conmigo. Fijo la vista en mis zapatos, trato de alejar al gordo Porcel y las cadenas de los mafiosos buscando una respuesta acorde. Levanto la mirada y digo una frase que escuché en otra película:
-  El amor es una cuestión de coordinación.
Estamos a mano: él está tan desconcertado como yo. Acomoda las piernas frente al volante, se va hacia atrás estirándolas. Se acomoda. Eso significa que el monólogo va a ser largo y que tengo que poner cara seria mientras me mira mirando mis zapatos, el suelo o la guantera.
-   No.
Está enojado y no entiendo por qué. Lo abrazo con la palanca de cambios en el medio juntando mis manos en su cuello y deslizando con infiel sutileza mi muñeca para ver el reloj. Ya no llegamos. Pasaron los avances de futuras películas y ya deben ir por los títulos.