Una tarjeta estaba sobre la mesilla con un esquina doblada. Se frotó los ojos y la miró fijamente mientras sus pupilas se contraían por la luz cegadora que penetraba por el balcón con balaustradas de madera y cortinas en tono blanco neutro. Sí, era la esquina derecha la que estaba débilmente doblada a modo de invitación y podía leer el mensaje que contenía: Tarjeta floral.
Estiró todo su cuerpo bajo las sábanas sin poder evitar el bostezo matinal y que los dedos gordos de sus pies soltaran un leve chasquido. Quizás también han leído la tarjeta o les ha llegado el mensaje desde el cerebro a modo de visión de unos zapatos de punta fina y tacón de 12 centímetros que le aguardaban junto a varias cajas enormes a los pies de la cama.
Debía levantarse y desembalar todo ese contenido enclaustrado pues la doblez de la tarjeta le recordaba rigurosa puntualidad y eran las 9 en punto. Tomó el albornoz y se dirigió a la ducha. No es que tuviese un cuerpo 10, pero era como la tipología de la fastidiosa tarjeta, un cuerpo floral, y en esos momentos toda su flora estaba siendo regada con agua fresca como el milagro de la primavera.
Tras 10 minutos en el aseo, marchó a toda prisa hacia las cajas de los que extrajo los meninos zapatos, un vestido de gasa y pedrería en blanco crudo y un conjunto de gardenias naturales.
Pintó sus pómulos en rosa palo y puso brillo en sus labios. Su cabello era corto, casi de un negro inexistente, como el de su madre, al estilo garçon.
Salió de su habitación. Y cuando el reloj del hall del hotel dio las 12 en punto ella ya estaba entrando en...
P.D.: "¡Buenos días!"
MariCari, la Jardinera fiel.
{¡B U E N A_____S U E R T E!}♥ ღ ♥