Revista Diario
La tarta.
Publicado el 10 junio 2012 por ElvaEl lunes fue el cumple del piojo,dos años, ¡qué se dice pronto!Sin embargo, fue el viernes cuando lo celebró en la guarde.Los compañeros ya sabían que era su cumpleaños y de hecho el jueves lo recibía un pequeño comité a la puerta de clase cantándole el Cumpleaños Feliz.
El viernes tocaba llevar tarta y vela para celebrar su segundo cumpleaños con sus colegas de guardería. Me hubiese gustado verlos por un agujerito pero tendré que conformarme con las fotos que nos pasen a final de curso.
Como el viernes tocaba tarta, el jueves me puse manos a la obra en la cocina. El piojo no llevaría una tarta de pastelería sino una tarta hecha por su mami. Siempre me ha gustado la cocina y en especial la repostería, así que no es nada extraño verme preparar postres.
El año pasado llevó un sencillo bizcocho, como nunca le había dado chocolate ni ningún tipo de dulce, no quise hacerle una tarta. Este año, ya es todo un hombrecito, así que le preparé una deliciosa tarta de chocolate, rellena de crema de fresa y decorada con lacasitos.
Por cierto, la de la foto no es la mía. Me despisté y no la fotografié. Y no es por echarme flores pero la mía estaba más bonita, je je je.
Así que la tarta no era problema. El problema era salir por la mañana yo sola con el piojo, la tarta mientras el colega canino intentaba salir con nosotros. Ese era el problema. ¿Cómo salir por la mañana cargada con la tarta y con el piojo sin que pasara nada?
Parece una tontería. Una escena de película con la que nos podemos reír pero no nos creemos. Pero, no, juro y rejuro lo complicado que es salir con un niño, una tarta de chocolate mientras un pastor alemán de casi 10 meses intenta salir de casa.
8.30 saco la tarta de la nevera. Está impecable. La forro con papel de plata con cuidado de no pegarlo a la tarta y estropearla. La meto en una megabolsa junto con la vela del 2. Termino de arreglar al piojo, que está absorto con el equipo Umizoomi, va señalando todo lo que van pidiendo y me dice quita mamá cuando intento ponerle un poco de colonia.
8.45 empieza mi intento de salir de casa. Abro el carrito, le digo al piojo que se siente. Hoy no podemos ir paseando que llevo la tarta. El colega canino empieza a corretear a nuestro alrededor y entonces el piojo dice salta Gabo salta
Y Gabo, fiel a su colega de correrías, salta mientras yo le digo que no lo haga. Ja, las peticiones de su colega son más efectivas que las mías y entonces....entonces veo como su pata izquierda cae sobre la bolsa de la tarta dándole de lleno.
Mis ojos se hacen más grandes. Mis cejas se levantan hasta el nacimiento del pelo. No sé si gritar, llorar o reírme.No puedo creerme que la tarta termine con la huella de Gabo entre tanto lacasito. El piojo le aplaude divertido y Gabo se queda sentado cuando escucha mi tono de enfado.
Salgo de casa tarta en mano izquierda, carro llevado con la derecha empujando puerta con el pie derecho y reteniendo a Gabo con la rodilla izquierda. ¡Una odisea! Pero salgo de casa. No sé si con la tarta a salvo o con una tarta herida. No quiero abrir el envoltorio. No quiero ver el resultado de los saltos de uno y las locuras de otro.
....
16.50 entro en la guarde. Los niños corren por el jardín. El piojo me ve y se acerca hacia mí con su corona de cumpleañero en la cabeza. Se acerca su maestra y le pregunto ¿Llevaba huella la tarta? No, estaba perfecta y riquísma.
Finalmente, no pasó nada. Todo quedó en un susto. El homenajeado feliz con su corona me abraza mientras le digo que nos vamos a ver a papá piojo.
¿Y tú tienes alguna anécdota similar? Advierto que tengo la segunda parte, lo que me pasó por la tarde mientras íbamos a ver al papi, lo dejo para el próximo post....