Un día empezó a crecer, poco a poco iba urdiendo sus raíces aéreas alrededor del árbol, casi sin pedir permiso seguía creciendo, incrustándose en el tronco que le servía de refugio, mientras el árbol seguía su ciclo caducifolio, hoy en pleno invierno no se distingue apenas quién es quién.
Tomada en Akarlanda. Erandio. Bizkaia