La tramoyase define como la máquina o conjunto de máquinas que sirven para realizar transformaciones o casos prodigiosos en escena. Se da el nombre de máquina a toda construcción móvil capaz de cambiar decorados, producir efectos especiales, consabidos o nuevos, transportar actores, y realizar los hechos prodigiosos a que tan aficionado era el teatro en otras épocas: apariciones y desapariciones súbitas, vuelos... El manejo de las máquinas está al cuidado de los maquinistas o tramoyistas, que, aunque no aparezcan en público, son artífices anónimos de lances muy atractivos dentro del espectáculo teatral.
Condición indispensable es que la máquina permanezca oculta a los ojos del espectador y mejor que ni siquiera sospeche éste de su existencia: el factor sorpresa aumenta el asombro del público y acrecienta los méritos de las maravillas conseguidas.
Otro principio que rige la tramoya es alcanzar el efecto deseado con el menor gasto posible de energía y sin ruidos. De aquí que, aunque actualmente la madera haya sido sustituida por el acero, y la fuerza humana -o la hidráulica del siglo XIX- por los motores eléctricos, todavía en algunas partes se prefieran los listones de madera y la fuerza de los brazos porque resultan más silenciosos en sus efectos. Para aligerar el esfuerzo hay un sistema de pesas y contrapesos de compensación y los tramoyistas toman decisiones totalmente artesanales como marcar, en las cuerdas o en las varas, el punto en que han de detenerse en cada caso.